Sputnik V: qué pasa si se demora la aplicación de la segunda dosis de la vacuna, según los expertos locales
La llegada intermitente de vacunas provocó un cambio en la estrategia al poco tiempo de haber comenzado la campaña. La decisión del gobierno de la Nación de diferir la segunda dosis de la Sputnik V, de los 21 días recomendados a los tres meses abrió el debate, pero el objetivo sanitario era claro: inocular a la mayor cantidad de personas con al menos una dosis y en el menor tiempo posible antes de la temporada más fría del año. Meses después, con datos clínicos disponibles tras una investigación realizada por la provincia de Buenos Aires, la discusión se instaló nuevamente.
El estudio, realizado por primera vez fuera de Rusia, muestra el impacto de la primera dosis de la vacuna desarrollada por el Instituto Gamaleya con una efectividad del 78,6% para evitar casos de Covid-19; del 84,7% para impedir las muertes y del 87,6% para reducir casos graves en personas de entre 60 y 79 años. El arribo de componentes rusos y la producción nacional que se inició este mes abren un panorama diferente, pero la incertidumbre entre quienes aún no recibieron la segunda dosis va en aumento. Entonces, ¿qué pasa si no se cumplen los tiempos del esquema planteado?
De acuerdo a los expertos consultados, siempre lo recomendable es completar las dos dosis de acuerdo a los tiempos estipulados. La evidencia disponible alcanza para comprobar que la primera otorga la suficiente protección como para aguardar la segunda dentro de los tres meses y no se debería esperar mucho tiempo más después de ese período para aplicarla. Durante ese tiempo es posible que la inmunidad sufra un leve descenso, pero no lo suficiente como para el reinicio del proceso.
“Con una sola dosis se puede estar entre 80 y 85 días con una protección elevada, pero no sabemos cuánto tiempo más porque ningún estudio se realizó en los tiempos normales de análisis de cualquier vacuna. Con el primer componente el nivel de protección es alto para formas graves de coronavirus y prevención de muertes, pero con la segunda dosis se aumenta el nivel y se prolonga en el tiempo. Es necesario cumplir con las dos dosis”, afirma el infectólogo y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), Ricardo Teijeiro.
El especialista explica que, luego de los tres meses, la protección comprobada “puede ir disminuyendo a medida que pasan los días”, aunque aún no hay certeza de que ocurra luego de ese lapso. “Lo ideal es respetar las fechas de los estudios de vacunación para determinarlo”, agrega.
La vacuna fabricada en Rusia, que comenzó a producirse en la Argentina en el laboratorio Richmond, consta de dos componentes diferentes, adenovirus 5 y adenovirus 26, una plataforma similar a la de otras vacunas, como la Johnson & Johnson, pero diferente a la AstraZeneca, por ejemplo, con sus dos elementos similares.
Es la vacuna que en mayor número llegó a la Argentina: de las más de 20 millones que ya se distribuyeron en todo el país, 9.415.745 corresponden a Sputnik V (7.875.585 del componente 1 y 1.540.160 del componente 2); 4.000.000, a Sinopharm; 580.000, a AstraZeneca – Covishield; 1.944.000, a AstraZeneca a través del fondo Covax y 4.737.400, de AstraZeneca-Oxford.
“El esquema de dilatar la segunda dosis se tomó del modelo británico que aplicó AstraZeneca. Creo que está bien la estrategia para vacunar la mayor cantidad de gente con al menos una dosis. Baja la eficacia, pero se aumenta la cantidad en un escenario de poca cantidad de dosis”, sostiene Jorge Geffner, titular de la cátedra de Inmunología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigador del Conicet.
“En un escenario de una sola dosis no hay compromiso de eficacia, porque sigue siendo alta. Al tercer mes hay que completar el esquema, pero no cambia demasiado si es al mes cuatro porque no cae la cantidad de anticuerpos de un mes a otro. O sea, hasta cuatro meses se puede esperar, más tiempo no sabemos, hay que estudiarlo. La inmunidad va cayendo en el tiempo, aunque no se sabe con qué cinética”, amplia Geffner.
Hay estudios que demuestran que con la vacuna AstraZeneca la concentración de anticuerpos se dispara a partir de los 21 días, pero es más grande a los tres meses. Ese análisis no está disponible para Sputnik V aunque la función de anticuerpos se mantiene en el tiempo.
Las investigaciones realizadas en ensayos clínicos de fase 3 mostraban que la Sputnik V tiene una eficacia del 91,4% con esquema completo de dos dosis, pero los resultados no habían sido validados fuera de Rusia. El estudio en la provincia de Buenos Aires se realizó sobre 186.581 personas de entre 60 y 79 años. El objetivo principal fue comparar la proporción de infecciones confirmadas, hospitalizaciones y muertes por Covid-19 en vacunados y no vacunados, luego de los 21 días y hasta los 40 días desde la fecha de vacunación o fecha de inicio de seguimiento, entre las vacunadas el 29 de diciembre y el 21 de marzo.
“No se sabe qué pasa después de los 120 días porque todos los estudios se hicieron en 21 y 28 días, pero creemos que no baja la inmunidad. Aún pasados los cuatro meses no se debe volver a empezar porque el refuerzo actúa como lo que llamamos booster, como un empuje, no se pierde el efecto de la primera dosis, nunca se recomienda recomenzar el esquema”, explica la infectóloga Elena Obieta.
“A más dosis, mayor cobertura, cualquiera sea la variante de Covid-19 y no solo con Sputnik sino con todas las vacunas. Todavía no sabemos qué pasará con la variante Delta”, se preguntó la experta en relación con la cepa proveniente de la India con mayor potencial de contagiosidad.
El Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) anunció que, según un estudio presentado por el Instituto Gamaleya, la Sputnik V corre con ventaja por sobre el resto de las vacunas para frenar a la nueva amenaza. “Es la más eficiente contra la variante Delta del coronavirus que cualquier otra vacuna que haya publicado resultados sobre esta cepa hasta ahora. El estudio del Centro Gamaleya fue presentado para su publicación en una revista internacional revisada por pares”, sostiene el RDIF.
“Sería importante tener estudios sobre la eficacia a seis meses o a un año. Con los datos que tenemos hoy no se puede hacer una aseveración a largo plazo. Tengo muchas dudas con la circulación de las nuevas cepas por lo que dice Gamaleya que hace hincapié en colocar las dos dosis. Para la variante Delta, es muy buena con dos dosis, con lo cual habría que plantearlo dentro del contexto”, analiza el infectólogo Eduardo López.
“El riesgo después de los 90 días es que puede empezar a bajar la protección y dejar de ser útiles. La segunda dosis es fundamental para aumentar los títulos de anticuerpos, es una dosis de refuerzo. La mayoría de los expertos, para las nuevas variantes, reconocen que es necesaria la segunda dosis”, advierte López. /La Nación