Le tiraron una manzana y la atacaron con un cuchillo: el relato de la hija de Jimena Salas
Nicolás Cajal, viudo de Jimena Salas, declaró tras los avances en la causa que investiga el violento crimen ocurrido el 27 de enero de 2017 en Vaqueros; luego de contar que la mamá de la víctima era compañera de trabajo de la madre de los tres acusados detalló que una de sus hijas, quien estuvo presente aquel día, dio nuevos detalles.
“Solo menciona que apareció el señor del perrito y que fueron con su mamá a la casa de la vecina”, sostuvo
Estas palabras confirman la versión de que los asesinos usaron a un perro, en este caso, un can de la raza Caniche Toy, para relajar así el nivel de seguridad que la víctima siempre tenía presente, pero que ese día cedió en vista del lazo de afecto que también tenía hacia los perros abandonados.
Esta maniobra, que fungió de carnada, tuvo su efecto, pues del recuerdo de la menor, surge que Jimena se involucró en la búsqueda del dueño del perro, el que podría tratarse de una perra de nombre Bonie, perteneciente a la ex novia de Javier Saavedra, ahora principal acusado del asesinato.
Además de mencionar este detalle, la niña reveló lo sucedido luego de visitar a la vecina, circunstancias en la que se tomaron las fotos que pudieron ser extraída del celular de la víctima, hecho que tampoco es descartado como un móvil de su asesinato.
Según el relato, conocimos en Informatesalta, que el “señor del perrito” regresó a la casa de Jimena y se sentó en la mesa del comedor, circunstancias en la que “ella (hija) recuerda que el asesino le tiró la manzana y que agarró un cuchillo y le pegó a su mamá”. Esta descripción es la más cercana que la fiscalía tiene de cómo fue la mecánica del asesinato.
El relato de la menor, a su vez, permite deducir que el asesino no sólo quebró la vara de seguridad de Jimena, sino logró cierta confianza, pues ingresó a la casa de la víctima, se sentó en la mesa y, al parecer, mantuvo un primer diálogo con ella, aunque se descarta que todo ese haya sucedido bajo amenaza.
Tal vez, el asesino esperaba que Jimena entregara ciertos bienes o dijera dónde estaba el dinero, pues no hay que olvidarse que el “señor del perrito” no actuó solo, sino acompañado de otro familiar, quien pudo haber estado ejerciendo la amenaza con un cuchillo hacia algunas de las hijas.
Mecánica del crimen
Lo que sí surge claro del recuerdo de la menor, fue que, de improviso, el asesino le arrojó una manzana a Jimena, toma el cuchillo y comienza el ataque que, en razón de segundos, terminaría con su vida. La letal reacción del atacante, aparece, en respuesta, tal vez a una primera reacción de defensa de Salas, la que el agresor buscó reprimir, cuando le tira la fruta y luego la acomete con el arma blanca.
Amén de cualquiera de estas hipótesis, lo cierto es que Jimena murió por más de 40 heridas, muchas de ellas en los brazos, lo que evidencia que se defendió hasta donde pudo, pues su resistencia se desvaneció en la misma medida que las heridas en órganos vitales, redujeron su vitalidad.
En esa lucha, más que por su vida por la seguridad de sus hijas, Jimena alcanzó a herir a los agresores, lo que explica los rastros de sangre que la fiscalía, en base a pericias, aseguran que son de Javier Saavedra, cuyo rastro genético compatible con las muestras rescatadas del cuerpo de la víctima, son compatibles con el principal acusado.
Además de la prueba genética, al mayor de los hermanos también lo complica unas fotos de la perrita usada como carnada, aportadas en los últimos días por un testigo, las que le fueron mostradas a Cajal Gauffín, cuando declaró, imágenes que le causaron un fuerte impacto.
Literalmente, el testigo, tras ver las fotos, dijo que sintió escalofríos por “es igual a la foto del perro que tomó Jimena”. Algo similar señaló, cuando vio las fotos del principal acusado, instancia en que resaltó la similitud de los zapatos que vestía con el calzado que usaba el hombre que llevaba el perro el día del crimen.
Sin dudas, la declaración de Caja Gauffín tuvo varios matices y, para la fiscalía, aparece como positivo las expresiones respecto a las fotos exhibidas, mientras que, para la defensa de Saavedra, también surge rescatable el hecho de que el viudo haya negado cualquier vínculo previo de sus clientes con la víctima.