Peritos confirmaron que la marca en la cara de la víctima se correspondía con la zapatilla de Máximo Thomsen
La séptima jornada del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa fue dedicada a la parte técnica, con peritos e investigadores judiciales como testigos. La perito Haydeé Almirón también participó de la pericia scopométrica y fue contundente sobre lo que había explicado su colega Maria Eugenia Cariac previamente. Que la marca de la zapatilla en la cara de la víctima se correspondía con un solo par de los analizados, el de marca Cyclone. Ese pertenecía a Máximo Thomsen.
Almirón reconfirmó: “No había posibilidad de error de que fuera de otra zapatilla”.
Integrante de la policía científica que participó de la pericia scopométrica, la especialista detalló su trabajo ante los jueces. “Fue posible establecer que todos los calzados presentaban características que los individualizaban. Había diferentes modelos y diferentes talles. Tomamos las vistas, las impresiones de la suela de cada uno de ellos y pudimos determinar qué diseño y qué moldura tenía cada uno. Los 14 pares resultaron ser diferentes en marca, suela y diseño. Todos con desgaste en su suela”, comenzó Almirón mientras exhibía un power point con las imágenes.
De acuerdo con la reconstrucción de la pericia que hizo Almirón, “se indagaron los rastros que presentaba la víctima en cuello y en el mentón (maxilar inferior izquierdo)”. Sobre esto último, la perito dijo que “era un rastro con identidad suficiente apto para cotejo”, ya que presentaba 12 líneas en zigzag y líneas curvadas debajo. Y siguió: “Estas características le daban identidad al calzado. Luego, contrastamos con el resto, buscamos un zigzag y pudimos obtener un único candidato: