Policiales Por: InformateSalta13/01/2023

Vecina desesperada pide eliminar la zona roja, denunció que fue azotada y amenazada

Liliana Romero tiene 66 años y es oriunda de Mar del Plata, hace un año reside en Salta y jamás pensó que iba tener que enfrentar una batalla por un derecho que está siendo violado a todos sus vecinos y los salteños, que ven a diario droga, prostitución y escándalos en el macro centro salteño.  

Instalada en un domicilio en Alberdi al 800 relató: "Hace más de un año que vivo aquí en Salta, jamás imaginé soportar día y noche las actividades ilícitas de mujeres y hombres que se prostituyen, drogan y realizan todo tipo de escándalos (generalmente pelean por las esquinas más iluminadas), mientras los vecinos deben cerrar sus puertas y no escuchar, no hablar ni intervenir so pena de sufrir un atentado en contra de su persona", denunció la vecina al diario El Tribuno.


Corridas y golpes en la zona roja de Salta: qué opinan los vecinos

Asimismo sostuvo: "Yo ya no tengo miedo, no tengo hijos y mi lucha es por aquellos vecinos que por miedo a las represalias no quieren ponerle coto a este asunto tan grave, apenas a unas cuadras del centro de la ciudad. No hay derecho a no poder dormir, a que en tu jardín o zaguán entren a hacer sus cosas o a drogarse".

Aseguró que ya radicó denuncias tanto en la Justicia Federal como en la provincial, indicando las zonas de accionar de estas personas las cuales son calles Alberdi, Florida, Buenos Aires, Córdoba entre Corrientes y Tucumán, y algunos pasajes, aseguró que las actividades inician en la noche y culminan a media mañana, sin que ninguna autoridad pueda oponerse o impedir. 

Además cuestionó el hecho de no ser recibida por autoridades de seguridad, tras haber presentado notas y reprochó el papel de la Oficina de la Mujer, adonde las mujeres que sufren discriminación o abusos pueden acudir en busca de ayuda ya que le dijeron 'Usted no es víctima de nada'. "A una mujer mayor le niegan en su propia cara que recibió golpes, minimizan las amenazas de muerte, la mala vida que llevo y soportar lo que ya no quiero ni ver, porque siento vergüenza ajena y me envían de vuelta como para que asuma mi culpa por querer vivir ahí, justamente donde se consuma un negocio que está a ojos vista organizado para el lucro de muchos", dijo al matutino. 

Amenazas y descontrol

Liliana aseguró que este movimiento en la zona "generó un albergue transitorio que funciona día y noche con toda clase de parejas, incluso chicos, está en calle Corrientes aparentemente es legal, pero de noche, sobre calle Alberdi, se enciende un prostíbulo donde ingresan varios chicos y al rato salen travestidos a las distintas esquinas y traen a sus clientes hacia ese lugar que funciona también con mujeres, que llegan pero no salen. Esto lo digo porque lo investigué, incluso hablé con la dueña del lugar pero no hay solución".

Luego relató que, "lamentablemente, mi lucha por poner fin a estas actividades hizo que me declarasen la guerra y en el mes de diciembre un travesti me azotó en la calle, cuando estaba rodeado incluso de dos policías. Días después otro me atacó cuando lo filmaba al amanecer y me quitó los lentes y me los destrozó y nadie hizo nada".

Por último Liliana Romero defiende lo que entiende su derecho a vivir y dejar vivir, y reflexiona: "No estoy en contra de las libertades de estas chicos de prostituirse o drogarse, pero esa libertad me condena a mí a no dormir, a los vecinos a encerrarse y a cerrar todo para que sus hijos no vean la degradación del ser humano en su máximo esplendor".