Nacional04/02/2023

Cuñado de la madre de Lucio dijo que "ella no estaba cuerda, era muy anti varón"

Lucio Dupuy aprendió a andar en rollers frente a una placita del barrio Butaló, de Santa Rosa. En ese mismo lugar, donde por las calles no pueden pasar los autos y llevan el nombre de árboles autóctonos, festejó su último cumpleaños el 5 de julio de 2021.

El día después de la lectura del veredicto que encontró culpables por el crimen a la madre del chico, Magdalena Espósito Valenti, de 25 años, y a su novia Abigail Páez, de 28 años, el barrio está en silencio.

"Si algo hizo lo va a tener que pagar. No va con mis principios eso. Para el culo estamos nosotros", cuenta hermano de Abigail Páez en diálogo con Clarín. Y agrega: "Por más que estoy escuchando música y cocinando, estamos mal. La gente que nos conoce, nos da un abrazo, nos contiene".

El asesinato de Lucio golpeó a esa familia que no sabía del horror que sufría el nene, pero que ya había padecido dos pérdidas. "En 2016 se nos suicidó un primo y al poco tiempo la hermanita de 11 años en Mar del Plata", explica. El suicidio de la nena fue a principios de enero de 2021 en el sexto piso de un edificio en Colón al 1800. El caso fue cubierto por los medios.

El joven, de 27 años, reconoce que siempre fue muy unido a Abigail. "Nunca fuimos problemáticos, cero violencia y esto nos afectó", dijo y aclara: "Si cuento quién era mi hermana nadie me va a creer. Cambió un montón por Magdalena. Ella no estaba cuerda, pero no quiero hablar de ella porque tendrían que hablar con sus padres. Tenía muchos problemas, era muy anti varón".

En ese punto coincide con la familia Dupuy, que sostiene que el homicidio debería haberse agravado por "odio de género". Pero los jueces no lo tuvieron en cuenta a la hora de dictar la condena.

"Esto se vincula con la ´muerte al macho´. Magdalena odiaba a los hombres, tenía mucho rechazo. No podías sentarte a charlar con ella", cuenta sobre su cuñada. Y recuerda lo sola que estaba hasta que empezó a salir con Abigail: "No tenía amigos ni rumbo. Se vino con mi hermana a Santa Rosa y nos cagó la vida". En 2018, Magdalena y Abigail se conocieron a través de las redes sociales.

Las actitudes de Magdalena impulsaron a la familia de Abigail a decirle que no siga con ella, pero no quería dejarla. "No entendí por qué mi hermana seguía con ella. Un mes antes de que pasara todo fue mi última charla con mi hermana en la casa de ellas. Le dije que se aleje. Una amiga de mi hermana también se lo dijo. Pero nos decía que se amaban, pero para mí no era amor eso", recuerda.

También contó que "Magdalena nunca quiso a Lucio" y que "nunca se hizo cargo, para traerlo a vivir con ellas fue mi hermana a hablar con la jueza". Y aclara: "No trabajaba, era vaga, la mantenía mi hermana".

La describe como una mujer muy difícil, sin amistades y que hablaba mal de todo el mundo, incluida su madre y el papá de Lucio, Christian.

"Magdalena trabajó unas semanas en el casino y a la semana pasó lo que pasó. Cobró un sueldo, y con esa plata le regaló un bebote a Lucio como si fuese una nena", dice a Clarín. Y hace hincapié en que "le ponía medias y pantalones rosas. Ella decía que él le pedía, pero era mentira. Quería una nena, no lo quería a él porque rechazaba a los hombres".