Es cartonero, se hizo conocido en las redes y ahora cumplió su sueño: “Me decían vago y que pedía planes”
“Desde chiquito estoy acostumbrado a cirujear”, dice Alejandro Sabater a TN. Su origen humilde, su infancia a la que cataloga como “bastante jodida” y cenar mate cocido y pan todas las noches hicieron que no se le caigan los anillos para trabajar de lo que sea. A los 16 dejó el secundario para trabajar con su tía en una chatarrería porque “la plata venía bien” y desde ese momento no paró.
Durante casi 15 años desfiló por distintas fábricas para ayudar a su mamá a mantener a la familia, compuesta por cuatro hermanos, ella y el abuelo, que -según cuenta- “no laburaba, pero cocinaba”. La secuencia en los distintos trabajos era la misma: lo tomaban y a los tres meses le mostraban la puerta de salida. La infancia fue dura y él la define con una sola frase: “No hubo época en la que no hayamos estado mal. Sobrevivíamos”.
Cuando se estabilizó en una empresa alimenticia, conoció el mundo de la programación a través de un compañero de trabajo. “Siempre me gustaron las computadoras. Nunca tuve una, pero cuando tenía mi plata iba al ciber”, cuenta Alejandro sobre su infancia. Sin pensarlo demasiado, aunque con algunos titubeos, empezó a estudiar programación. Como todavía no podía anotarse en la carrera, todos los días durante al menos una hora miraba videos de YouTube sobre el tema.
“Cuando vi el primer video me apasionó. Vi que podía trabajar de algo que me gusta sin poner mi cuerpo. Pensar que mi futuro podía ser trabajar de eso y poder ganar más que con la fábrica era totalmente impensado en ese momento”, dice Sabater en referencia a aquella promisoria época.
Sin embargo, todo desbarrancó en marzo del año pasado: conflictos laborales y discusiones con sus jefes por un tema de salud provocaron un despido repentino y se quedó sin nada. Lejos de abatatarse y con el curso de desarrollador web hecho, puso en marcha el plan B: “La idea era hacer eso hasta conseguir un trabajo de medio tiempo. Y aprovechar ese tiempo para acompañar a mi nene al jardín que tenía que hacer el período de adaptación. Pero eso no funcionó.”.
Con la soga al cuello, tuvo que optar por la última alternativa, llamar a su hermano y proponerle salir a juntar cartón juntos durante la noche. El primer mes y medio no fue fácil, así lo vivió: “Seguía juntando cartón y no vendía ni una página web. Estaba muy bajoneado y se me ocurrió subir videos a TikTok contando lo que hacía”.
“Tengo que estudiar, necesito un trabajo de medio tiempo que no llega y juntar cartón es un trabajo. Seguime y recorramos juntos este nuevo camino”, escribió en su primera publicación en su cuenta de TikTok conocida como “El Cartonero”.
Al poco tiempo el video explotó de visitas -hoy tiene más de 160 mil- y de comentarios. Había tantos mensajes de apoyo como críticas. “Recibía comentarios sobre que era un vago, como que pedía planes. Y ahí conté que además de juntar cartón estaba estudiando. Porque capaz la gente pensaba que yo salía a juntar cartón para subir tiktoks y yo quería tener un sostén económico para estudiar y estar con mi familia”, explicó Alejandro.
Los siguientes videos también tuvieron una gran repercusión: entre 40 mil y 120 mil reproducciones cada uno. “Yo trataba de grabar los videos cuando no me veían, porque me daba vergüenza. Lo hacía medio a escondidas, por eso muchos videos son improvisados. Yo le pedía a mi hermano que me filme y él no lo hacía”, cuenta sobre el detrás de escena de los videos.
El fanatismo por sus videos como cartoneros le dio la posibilidad de mostrar cómo era trabajar como programador y qué era lo que estaba estudiando. Y en menos de cuatro meses -desde abril a julio- le surgió la posibilidad de trabajar en una empresa relacionada a sus estudios. “La empresa en la que estoy hoy pudo ver mi portafolio que estaba dedicado al desarrollo web y hoy trabajo entre 6 y 8 horas al día”, explicó.
“Cuando me tomaron en ese laburo decía que con que me pagaran 40 mil pesos era un montón porque trabajaba desde mi casa. Jamás me hubiese imaginado que en un lapso de un año iba a poder pasar de juntar cartón a esto. El nuevo trabajo solucionó todos los problemas”, dice Alejandro.
Hoy, Sabater reivindica el trabajo de cartonero con cada persona con la que habla: “Al estar en la calle y ver a muchas personas que estaban juntando conmigo cartón vi el compañerismo que había. Hay mucha crítica al pedo”.
Y en sus videos las críticas se transformaron en elogios: “La gente que ve mis videos los recibe bastante bien. Me felicitan, son todos mensajes lindos. Alguno que quiere estudiar programación me consulta. Trato de ayudar a todos los que me escriben, incluso a los que me preguntan dónde pueden salir a juntar cartón”.
“Hay que intentar de todo en la vida. No hay que dejar de intentar, todas las posibilidades está. Yo siempre quise trabajar en una computadora y estar tranquilo, no hacer el esfuerzo físico que hice de chiquito. Y nunca había probado de ese lado. Y me gustó. Cualquiera que tenga la posibilidad de intentarlo que lo haga porque el esfuerzo siempre tiene recompensa”, cerró. /TN