El norte salteño es barrido por bandas que saquean a productores rurales
Daniel Calamaro es un productor de legumbres del norte de Salta. Un norte varias veces olvidado, con problemas estructurales que van desde la pobreza, pasando por falta de servicios básicos, hasta graves hechos de inseguridad que sufre la población en distintos niveles.
En los últimos cuatro años, Calamaro gastó más de 24 millones de pesos en pagos adicionales a la Policía para proteger su campo y su casa, pero solo en los últimos 12 meses fue víctima de robos por más de 35 millones de pesos, si bien no todos ocurrieron en su propiedad.
Producir en el norte es una aventura, no sólo por las condiciones climáticas adversas de los últimos tiempos, sino también por los piquetes crónicos como una forma permanente de extorsión, la falta de caminos, la carencia de mano de obra y la ausencia de medidas que garanticen el desarrollo normal de una zona altamente productiva.
Pero en los últimos años, a la desagradable aventura de vivir y producir en el norte con todas las privaciones de la región, se suman los hechos de inseguridad que azotan cada vez más con alarmante frecuencia.
En la última semana, Calamaro fue víctima nuevamente de un robo de fertilizantes, valuados en unos 50 mil dólares (unos 22 millones de pesos). "Pero este no es el único robo que sufrí, es uno de tantos, con pérdidas siempre en dólares", lamentó en diálogo con El Tribuno.
En los últimos 12 meses Calamaro sufrió el robo de un chulengo de combustible en su campo (valuado en 1,3 millones de pesos aproximadamente), 50 bolsas de semillas de maíz de un galpón (cada bolsa vale 250 dólares, es decir unos 5,5 millones de pesos); 1.000 kilos de glifosato (10 mil dólares o unos 4,4 millones de pesos) y, hace 30 días, en un campamento cerca de Ballivián le robaron maíz de los silobolsas que no pudo cuantificar.
Muchos de los robos ocurrieron en su propiedad, ya sea en su campo o en los galpones que están en el predio donde además tiene su casa. Lo llamativo es que desde hace cuatro años el productor gasta mensualmente 500 mil pesos en adicionales de la Policía de la Provincia para cuidar su propiedad, lo que suma un total aproximado invertido en seguridad que ronda los 24 millones de pesos.
No obstante, la suma de los bienes robados al productor solo en los últimos 12 meses asciende a los 35,2 millones de pesos. La pregunta que surge es: ¿Qué pasaría si no contara con policías custodiando el predio?
Tiempo atrás, luego de un robo de maíz y semillas en sus galpones, la Policía allanó los domicilios de varios empleados de Calamaro, donde encontraron parte de lo sustraído. Pero, irónicamente, hoy el productor enfrenta sendos juicios por haber despedido a los desleales trabajadores. "Todo está mal. Nos roban, nos invaden las tierras, los caminos están abandonados… Vivimos olvidados", lamentó tras el último de los robos.
"Lo que más me desespera es que tememos que en alguna irrupción de las bandas delictivas para robarnos, maten gente en nuestros campos", advirtió Calamaro.
El productor expuso su preocupación, ya que en su propiedad duermen 50 obreros cada noche entre los empleados de la planta, los tractoristas y el encargado. "Va a llegar un punto en el que nos van a empezar a disparar porque las bandas se hacen cada vez más poderosas y no las detiene nadie", anticipó Calamaro y dijo que "se está tornando muy peligroso trabajar así y llegará el día en el que la situación sea inmanejable".
Finalmente, Calamaro recordó que el 2 de febrero pasado hubo una reunión con el ministro de Seguridad de la Provincia: "Fue ayer prácticamente y hoy la situación es incluso peor. No hay acciones que hagan desistir a los delincuentes. Estamos abandonados. No podemos seguir así", dijo. /El Tribuno Salta