Llevaba a su hijastra de 13 años a moteles alojamiento y la violaba
El 18 de diciembre pasado, la Sala V del Tribunal de Juicio dio a conocer el veredicto que determinó la condena de 12 años de cárcel para un sujeto que, por un lapso de un año, sometió a su hijastra a abusos sexuales continuos, la mayoría de ellos cometidos en dos hoteles alojamiento.
El debate fue llevado adelante por la jueza Gabriela Romero Nayar, quien dictó la condena por considerar al acusado culpable del delito de “abuso sexual con acceso carnal continuado agravado por la guarda, en concurso ideal con corrupción de menores agravada”.
Entre el 14 y 18 de diciembre, se escuchó a la víctima, de tan solo 13 años, a su madre, una tía, peritos e incluso al mismo acusado, quien negó todo y le endilgó la culpa de la denuncia a la víctima. Dijo que la menor había descubierto que le era infiel a su madre, por lo que armó toda una mentira para perjudicarlo.
El acusado, sin trabajo fijo y de 34 años, mantenía una relación sentimental con la madre de la víctima, la que se extendió por cuatro años e incluso tuvieron dos hijos en común. En un principio, residía en su casa en el barrio Los Paraísos, en la localidad de Cerrillos, pero con el tiempo comenzó a visitar la casa de la madre de la menor, en el barrio El Progreso.
Al exponer la acusación, la fiscal Luján Sodero, explicó que los abusos salieron a luz el 9 de junio del 2022, cuando la propia víctima cobró fuerzas y pidió hablar con su mamá, a quien le reveló que su “papá”, así lo llamaba, no era un santo, sino que abusaba de ella sexualmente.
Reveló que el primer hecho había ocurrido apenas terminaba la primaria, cuando el acusado, quien se la rebuscaba con la venta de lencería, la llevó a entregar un supuesto pedido en inmediaciones de su casa, en Cerrillos, a donde finalmente la condujo.
En el lugar, según el relato dado por la menor en Cámara Gesell, el acusado la hizo recostarse en una cama, tras lo cual comenzó a acariciarle el cabello. Dijo que se sentía incomoda, como que presentía que “algo malo le pasaría”. Indicó que, de pronto, su padrastro sacó un fajo de plata y le contó que un ahorro para ella y su mamá.
Primer abuso
Fue entonces que le bajó el pantalón que tenía puesto, mientras le decía que no hiciera más nada, que se detenga, pero el acusado también le bajo la bombacha y luego la violó, lo que le causó dolor y por lo que estalló en llantos, sin que ello le importara al imputado.
Consumado el abuso, el acusado decidió calmarla y para eso la llevó a comer hamburguesas y le dijo también que le regalaría un celular. Luego, cuando regresó a su casa, la menor recordó que se fue directo a su pieza, estaba como en shock, seguía llorando y se sentía con “vergüenza, sucia”.
“Después del hotel, me daba una botella de agua y una pastilla chiquita blanca, para que no quede embarazada. Me decía que quería enseñar a hacer esas cosas para que el día de mañana cuando tenga novio, sea más fluida, pero que ella no entendía el significado” de esas cosas.