Justicia 03/06/2024

Alperovich habló antes de conocerse el veredicto de la justicia

Al término de la ronda de testigos y antes de escuchar los pedidos de condena en su contra, José Alperovich, el ex gobernador de Tucumán, buscó defenderse en el juicio en donde se lo acusa de abuso sexual a una sobrina.

“Este es un juicio armado, mi idea es dar la cara y que se pueda esclarecer todo. Y que cuando yo termine todos puedan tener una idea de que yo no abusé de ella”, dijo mencionando en un apodo a la víctima. “Eso es una mentira”.


“Este es un juicio armado, mi idea es dar la cara y que se pueda esclarecer todo. Y que cuando yo termine todos puedan tener una idea de que yo no abusé de ella”


El juez autorizó la transmisión de las declaraciones del exgobernador, a pesar, que desde el inicio del juicio había sostenido que no se haría. 

“Cuando yo termine de hablar, todos podrán tener una idea de que yo no abusé de F.L., eso es una mentira, soy un hombre de casi 70 años, doctor. Lo que me está pasando no se lo deseo a mi peor enemigo. Yo defiendo a las víctimas que tienen que ser defendidas con respecto a todo, pero hace 5 años que estoy sufriendo por todos los medios ‘Alperovich violador’, y la verdad es que me cambió la vida, doctor”, le dijo al juez.

 


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“Quizás a nadie le interese esto, pero un hecho de estas características a uno le cambia la vida, yo soy un hombre muerto en vida, tengo a mi familia que está destruida, pero confío y vengo a dar la cara. Vengo a que se saquen todas las dudas, y mi mayor deseo es que al final de esto se sepa la verdad”, remarcó.

El tres veces gobernador de Tucumán está imputado, en efecto, de haber cometido contra F.L., de entonces 29 años, tres hechos de abuso sexual -dos de ellos en tentativa- y seis sucesos de violencia sexual agravada por acceso carnal. Para los acusadores, el político habría cometido la totalidad de los delitos entre el 14 de diciembre de 2017 y el 26 de marzo de 2018 en las ciudades de San Miguel de Tucumán y Yerba Buena, y en un departamento de Alperovich en el barrio porteño de Puerto Madero, mientras su sobrina trabajaba como su asistente personal en la campaña electoral de 2018-2019 para regresar a la gobernación provincial.

“La prueba va a decir la verdad”, afirmó el exmandatario el primer día del juicio, a cargo del Tribunal Oral Federal 29, en cabeza del juez Juan Ramos Padilla. “Sí, señor juez, mis abogados me piden que postergue la declaración para el final. (...) Sé que todos dirán lo mismo, pero yo quiero decirle, señor juez, que tengo 68 años, 11 nietos, 4 hijos… Quiero la verdad, porque esto me mató”, expresó aquel 5 de febrero.

“Es incomprensible para mí esta acusación. La verdad que no lo entiendo. Como tampoco entiendo cuando veo el juicio y en su declaración ella dice que yo intenté avanzar sobre ella en Buenos Aires y me dijo que no. Yo creo que esto está armado. (...) Esto está hecho de alguna manera para que tenga la trascendencia que ha tenido”, explicó, y añadió: “Ella lo que quiere instalar es que yo quiero prostituir a la secretaria. Esa es la verdad, pero no es cierto”.

Luego reiteró: “Esta causa es una gran mentira para poner títulos. Como ese título que dice que yo hablaba de ser como el violinista André Rieu, a quien ni conozco. Pero el título es que yo era un violín. Nada de eso fue cierto”.


“Esta causa es una gran mentira para poner títulos"


Ante una pregunta de su defensor, el imputado declaró que a la denunciante la conoció cuando ella tenía 27 años. “F.L. es hija de un primo mío, con quien yo tenía una excelente relación, me acuerdo de que a él lo acompañé hasta la muerte de su padre. Teníamos una buena relación. Pero yo a ella la vi por primera vez a fines de 2017, cuando se presentó a mi casa porque quería sumarse la campaña. F.L. declaró que vino por parte de un pariente, pero eso no es cierto. Ella se comunicó con mi hija Sarita en el subsuelo de la Casa de Gobierno, donde tenía un cargo permanente, y F.L. le pidió que quería venir a ayudarme”.

Luego de dos horas de exposición, el defensor Garrido solicitó un cuarto intermedio de 10 minutos. A su vuelta, le preguntó al imputado cómo era el trato cotidiano con la denunciante. Allí el imputado dijo: “Mire señor juez: yo soy una persona que sé conducir, porque armé equipos desde mi empresa, la gobernación y cuando fui ministro de Economía. Sé que si vos maltratás a alguien, no te va a rendir. Siempre hemos tenido un buen trato. Si había algún error, lo marcaba, porque yo era el conductor, pero nunca hubo un maltrato público ni privado”.

Y agregó: “Con el equipo en general había un excelente trato, porque si no, no se puede trabajar, es imposible. Vos tenés que hacer sentir a la gente como que es parte de la solución, que es útil. Yo le hago sentir a cada uno que sin él es imposible llegar. Esa es mi manera de ser, y así fui toda mi vida (...) F.L. trabajo así conmigo 18 meses”.

Minutos después, al referirse a la supuesta “asimetría de poder” que sostiene la acusación en relación al vínculo de Alperovich con la denunciante, el exmandatario dijo: “F.L. era una chica grande, tenía 27 años y se había ido a los 20 de su casa. Era una chica independiente. Era un cuadro político y ocupaba un lugar importantísimo en la campaña. No era que solo armaba la agenda: participaba, opinaba, todo. En ese cargo, si yo no la empoderaba, no iba a andar. Imagínense lo que son las distintas culturas de los candidatos...F.L. tenía poder; decía que sí y que no. De hecho, he tenido un montón de problemas porque decía que no, y yo la bancaba. Era la número dos mía. Era una chica que tenía carácter, de la mesa chica”.

Luego abundó: “Si se habla de asimetría de poder, más asimetría de poder habría entre F.L conmigo que entre ella con sus dirigentes, porque los tenía cagando a todos. Todos tenían que ir a ella. Y no era una personalidad empobrecida. Para ser la numero dos de la campaña, no se manejaba así nomas. Todos tenían que recurrir a ella. No solamente los dirigentes, sino los equipos técnicos”.

La decimocuarta audiencia se detuvo con un segundo cuarto intermedio de unos 30 minutos. Esta vez, solicitado por el mismo declarante, quien, visiblemente mareado, y con temblor en las manos, interrumpió la mitad de una frase para pedirle al juez “cinco minutos para tomar un poco de aire”. Ramos Padilla asintió en el acto. De ese forma el acusado salió con su equipo de abogados y sus cuatro hijos –Daniel, Gabriel, Mariana y Sara- al pasillo de los tribunales para descansar.