Sociedad28/07/2024

Un escáner halló 10 kilos de cocaína en el baño de un colectivo, en la frontera con Bolivia

Agentes especializados de la Dirección General de Aduanas-AFIP desarticularon un intento de contrabando de cocaína en la frontera con Bolivia. Ocurrió durante un control vehicular en el Paso Fronterizo Internacional Salvador Mazza-Yacuiba, luego de que un control no intrusivo revelara imágenes sospechosas en el baño de un ómnibus de larga distancia, proveniente del país vecino.

El procedimiento comenzó cuando un vehículo de dominio boliviano se presentó en el área de transporte de cargas y de pasajeros para ingresar a la Argentina. El vehículo procedente de Cochabamba —ciudad que se encuentra a alrededor de 1.000 km de Salvador Mazza— fue sometido a escaneo y, en ese momento, los operadores del equipo de rayos-X de la Aduana distinguieron imágenes anómalas para ese tipo de colectivos, en la zona del baño.

En ese marco, procedieron a la revisión exhaustiva del espacio en presencia de dos testigos: con un destornillador, retiraron una tapa del lavamanos y, escondidos en su interior, constataron la presencia de 2 bultos rectangulares envueltos en cinta negra. Luego, el desarmado del repositorio de toallas de papel detectó 7 bultos más, de iguales características.

Los ladrillos contenían un polvo blanco que, sometido al narcotest de campo con el reactivo específico de cocaína, arrojó resultado positivo. El pesaje de los paquetes dio un resultado de 10,200 kg, por lo cual su valor se estima en $141.678.000.

La Aduana comunicó la novedad a la Fiscalía Federal de Tartagal e intervino el auxiliar fiscal Luis Martín Aguilera, quien ordenó el secuestro de la totalidad de la droga y la detención de los choferes del colectivo en carácter de incomunicados.

La droga que viaja en encomiendas
Recientemente, personal de Gendarmería Nacional descubrió una encomienda, de Neuquén a Santa Cruz, donde iban tarros de leche que escondían droga en su interior. Los tarros viajaban por el Correo Argentino y su destino final era Puerto Deseado, pero no terminaron no llegaron a buen puerto.

En los últimos años, principalmente debido a la pandemia, los narcos han tenido que innovar en la distribución de drogas hacia distintos puntos del país. Es así como han aprovechado el abrupto crecimiento que han tenido las empresas de correo en el traslado de bultos resultantes de las ventas en línea.

El uso de envíos de encomiendas para distribuir drogas es uno de los métodos más importantes, silenciosos y efectivos porque no hay capacidad operativa para revisar todos los camiones que circulan llevando y trayendo paquetes por las rutas argentinas.

Se sabe que los criminales son innovadores y vanguardistas porque deben resolver distintos obstáculos que se les presentan para lograr su cometido. Todo esto de las encomiendas surgió a partir de los controles que se comenzaron a implementar en rutas y luego en los transportes públicos como los colectivos de larga distancia, donde descubrieron varios cargamentos.

Durante la pandemia, la imposibilidad de transitar por las rutas generó nuevos desafíos para el narcotráfico. No se podía enviar un auto porque estaba condenado a ser inspeccionado y a que se identificaran sus ocupantes, no más de dos en ese entonces.

En ese escenario, miraron con atención el incremento del comercio vía internet. Camiones partían todos los días con encomiendas a distintos puntos del país. Muchas empresas al borde de la quiebra resurgieron. Fue así como metieron la droga en paquetes y hasta se ahorraron la distribución. El riesgo de ser atrapados bajó y la frecuencia de los envíos aumentó.