Nacional28/12/2024

Tragedia de Cromañón: 20 años de dolor y reflexión

El 30 de diciembre de 2004, la ciudad de Buenos Aires se vio sacudida por una de las tragedias más devastadoras en su historia reciente. El incendio desatado en el boliche República de Cromañón, producto de la combinación de una bengala, la sobrepoblación del local y la corrupción, provocó la muerte de 194 personas y dejó 1.432 heridos. Este trágico suceso, que marcó un antes y un después en la historia del país, sigue vivo en la memoria de los argentinos, que a lo largo de dos décadas han luchado por justicia y por garantizar que una tragedia similar no se repita.

República de Cromañón, un local bailable ubicado en Bartolomé Mitre al 3000, era uno de los sitios más populares para los jóvenes de Buenos Aires. En la noche del 30 de diciembre de 2004, la banda de rock Callejeros se presentaba para cerrar el año. La banda había acordado recibir el 70% de lo recaudado, mientras que los dueños del boliche percibirían el 30%. Aunque la responsabilidad de garantizar las condiciones de seguridad recaía en los propietarios del local, la falta de control y la corrupción contribuyeron al desastre.

El local, habilitado para solo 1.031 personas, recibió esa noche a más de 4.500, creando una sobrepoblación extrema. Además, se utilizaron materiales inflamables, como una media sombra de plástico, que contribuyó al rápido avance del fuego cuando un fan encendió una bengala. Pese a que el fuego fue extinguido rápidamente, el humo tóxico se dispersó con velocidad, generando pánico entre los presentes. Las salidas de emergencia estaban bloqueadas, y los bomberos demoraron varios minutos en poder ingresar. El caos y la desesperación se cobraron vidas.

Dos minutos después de que Callejeros comenzara a tocar, un fan encendió una bengala, que incendió la media sombra del local. El fuego se apagó rápidamente, pero el humo tóxico que se generó se propagó de manera fulminante. La confusión y el pánico fueron inmediatos. Los asistentes intentaron huir, pero las salidas de emergencia estaban bloqueadas, y las condiciones del boliche no permitían una evacuación eficaz. La tragedia culminó con decenas de cuerpos amontonados en las puertas, un reflejo de la corrupción y la negligencia que habían permitido que el boliche estuviera en esas condiciones.

El costo humano y social

El saldo final de la tragedia fue devastador: 194 personas muertas, la mayoría por inhalación de monóxido de carbono y ácido cianhídrico, y más de 1.400 heridos. La tragedia también dejó secuelas emocionales profundas, con 17 suicidios de sobrevivientes en los años siguientes. La falta de apoyo estatal a las víctimas y la ausencia de una respuesta inmediata ante la magnitud del desastre pusieron de manifiesto las falencias de los organismos de control y seguridad en eventos masivos, cuyas fallas fueron claves para que la tragedia ocurriera.

El proceso judicial por la tragedia de Cromañón fue largo y tortuoso. En 2007, se condenó a tres integrantes de la Superintendencia de Bomberos por coimas. Al año siguiente, en 2008, 15 imputados, entre ellos el dueño de Cromañón, Omar Chabán, y su mano derecha, Raúl Villarreal, fueron procesados. A pesar de que los miembros de la banda Callejeros fueron inicialmente absueltos, en 2011 la Cámara de Casación Penal los declaró coorganizadores del recital, lo que hizo que se abriera una nueva etapa judicial. En 2012, se juzgó a funcionarios y empresarios implicados en la habilitación del local, y, finalmente, en otro juicio, se condenó al exinspector Roberto Calderini por aceptar sobornos para habilitar Cromañón.

A lo largo de este proceso, la sociedad y los familiares de las víctimas exigieron justicia, pero a pesar de las condenas, la mayoría de los responsables están hoy en libertad, lo que sigue siendo un doloroso recordatorio de la impunidad que rodea a la tragedia.

A dos décadas de la tragedia de Cromañón, el recuerdo de las víctimas sigue vivo en la sociedad argentina, que continúa reflexionando sobre las lecciones aprendidas. Si bien la tragedia impulsó reformas en las normativas de seguridad para eventos masivos, los cuestionamientos sobre el cumplimiento de estas medidas persisten. Las víctimas y sus familias continúan luchando por que se haga justicia, y que aquellos que fueron responsables de tan gran sufrimiento enfrenten las consecuencias de sus actos, informó el portal diarioargentino.