Política11/03/2015

Tres hectáreas de lujos y glamour…, detrás del muro

Piscina climatizada, jacuzzis, salón de fiestas, terrazas, dos torres, tres lagos artificiales, más de 60 cuartos, 13 baños, son algunos de los lujos que se pueden apreciar en la mansión Romero.

Como Miami, pero en Castellanos. Así es la residencia de Juan Carlos Romero, investigada junto a otros activos en una causa por enriquecimiento ilícito por las que se niega a comparecer.

Aunque su esposa, Carmen Lucia Marcuzzi, y sus hijas, Lucía y Betina, se desviven por sacarse fotografías en la mansión construida para ellos, Juan Carlos Romero, senador nacional y candidato a gobernador, hace lo imposible para que nada de lo que hay en esas tres hectáreas trascienda.

Pese a ello, en los últimos días Nuevodiario logró asomarse y sacar una foto de la lujosa mansión de Castellanos, una propiedad que Romero inauguró oficialmente en diciembre del año 2009 con el casamiento judío de su hija, Lucía con el joven Nicolás Glazman, hijo de Ricardo Glazman, dueño del Bingo Oasis, ubicado en la zona norte de Buenos Aires.

Tras aquella fiesta, de la que participaron 450 invitados, la mansión quedó sellada a un reducido grupo de amigos y familiares, quienes cuentan que deben jurar silencio para poder traspasar el fuerte vallado que Romero montó alrededor de dicha propiedad.

Para evitar quedar expuesto, el ex gobernador hizo construir un largo paredón secundado por una extensa fila de arbustos y árboles, mientras que en los extremos de la fachada mandó levantar terraplenes de tierra. Todo ello, calculado al milímetro, impiden a los que circulan por la ruta 28 ver la lujosa mansión romerista.

La visión también fue vedada a los vecinos con una muralla verde de arbustos y terraplenes que se extienden el río que corre al este de la mansión, vertiente de la cual Romero también se aprovechó, pues desvió el caudal para alimentar un amplio lago artificial que alimenta, a su vez, a otros dos, apenas más chicos.

Uno de ellos, debe ser atravesado por un puente que ambos extremos lucen pinos muy bien podados en punta. A un costado, en dirección a la ruta, se encuentra el tercer lago artificial, el cual parece escondido por una tupida arboleda que oxigena toda la propiedad.

Tras superar el puente, los visitantes se chocan con cuatro palmeras, las mismas que Romero mandó plantar en la avenida Paraguay hasta la rotonda de Limache. En ese tramo, el paisaje muy bien cuidado, con jardineros prolijamente uniformados que van y vienen, simula casi a la perfección las propiedades acaudaladas de Fort Lauderdale, Miami. Dos torres a los extremos del acceso vehicular, completan la visión.

Desde esas atalayas se pueden apreciar los jardines, el estacionamiento vehicular, el camino de ingreso, el cual a pocos metros de la ruta tiene construida una pequeña vereda que sucumbe en el césped. Según se cree, por esta transita el ex gobernador cuando llega a la mansión en su helicóptero.

A un costado, el dirección  al este, un magnifico salón con su puerta y ventanas en arco, intentan remplazar el “Comedor Güemes” del club 20 de Febrero, pues los Romero dieron por llamar a esa enorme sala de fiesta, Salón Güemes.

Este, sin embargo, no es la única sala, pues la mansión posee varios más, tanto en la planta baja como la alta, la cual tiene distintos acceso a terrazas que permiten un paseo con una vista imperdible. Solo seis ductos de aires muy bien disimulados en un estilo colonial interrumpen el paisaje.

En lo que significó una gran inversión financiera, los Romero supieron esconder muy bien nueve “rustop” de aire acondicionado, muestra de que la mansión está enteramente climatizada. Según los precios existentes en el mercado, cada uno de estos equipos está valuado entre 30 y 50 mil pesos.

En el medio de la mansión, en realidad más hacia el oeste, se puede apreciar un hueco en cuyo centro descansa una fuente como principal atracción de un patio interno en el que desembocan enormes ventanales, y en el cual, claro está, Doña Carmen, acomodó varias plantas de estación.

El recorrido conduce luego hacia lo que parece una piscina climatizada, la cual cuenta con un lujo poco visto en Salta, pues hacia el frente, en dirección a la ruta, se observa una enorme pared de vidrios polarizados que ocultan las reposeras de la pileta.

Más hacia el norte, un tramo de la piscina pareciera salir hacia el exterior, sospecha que tiene su explicación en un jacuzzi ubicado a menos de un metro y en otro juego de reposeras y un juego de jardín que acompaña el ambiente.

Hacia la parte trasera, la propiedad luce amplias galerías y escalinatas que unen la edificación con un vasto jardín que rodea la mansión, la cual en su interior, según los planos presentados en la municipalidad de San Lorenzo y a los cuales este medio tuvo acceso, posee 62 dependencias con 13 baños.

Entre los cuartos, según los planos, existe una sala de hobby, un amplio cuarto que sirve de guardarropa, otro para la despensa de la cocina, incluso los Romero Marcuzzi mandaron a construir un gran cuarto solamente para guardar los numerosos juegos de vajillas, donde Doña Carmen pasa gran parte de la mañana para elegir en que plato comerá su esposo, según cuentan los empleados.

Los sirvientes, a propósito, están muy bien señalizados con sus uniformes, tanto los que se desempeñan adentro de la mansión, como los que tienen tareas externas. Si bien, son muy bien apreciados por la familia, todos viven fuera, a unos 150 metros, en una espaciosa casa que Romero les mandó construir, la cual, como sus dueños, cuenta con antena de Direct TV.

La edificación, con un acabado de granito y finos cerámicos, es nido de numerosas excentricidades que los Romero, los pocos familiares que lo visitan y un selecto grupo de amigos gozan encerrados, sin poder regodearse ni jactarse con fotos en Facebook o selfies en Twuitter, pues el senador nacional no podría justificar ninguno de estos lujos. 

A unos trescientos metros, en dirección al sur, tras cruzar una fila de arbustos, viven los vecinos de Romero, cuya casa apenas parece la vivienda de la servidumbre de los Romero Marcuzzi. Pese a ello, y a tener solo algunos juegos infantiles y el acceso de tierra, sus moradores nada tienen que esconder.

Fuente: www.informatesalta.com.ar