Nacional23/04/2016

Como testigo protegido, Fariña ahora está aislado y casi preso

El ministerio de Justicia controla sus movimientos, y ni siquiera su abogada puede verlo libremente.

Las cámaras de la televisión y la nube de movileros que se agolparon el miércoles de la semana pasada frente a los portones del penal de Ezeiza terminaron con las manos vacías: Leonardo Fariña, el mediático asesor financiero de Lázaro Báez que detonó el expediente judicial de “la ruta del dinero K” con su copiosa declaración ante el juez Sebastián Casanello, había salido de la cárcel por una puerta lateral, mientras los reflectores eran distraidos con un pase de magia de los penitenciarios. Ese fue el último rastro del ex marido de Karina Jelinek, que unas horas antes había logrado la excarcelación por parte del Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, y desde ese momento pasaba a manos de la Dirección de Protección de Testigos e Imputados del ministerio de Justicia nacional. Pero, ¿dónde y cómo está alojado Fariña? Según pudo saber Clarín, se encuentra aislado y casi tan preso como antes: ni siquiera su abogada podría acceder a él tal como la ley lo contempla.

“En los hechos hoy Leo está incomunicado. Esperamos diez días para ver qué hacía el gobierno, pero esta situación no puede seguir así”, se quejó ante este diario una persona allegada al valijero del caso Báez. “El está en una situación personal y judicial muy delicada. Y aunque nada lo prohibe no podemos verlo libremente, nos piden que avisemos cuando alguien irá a visitarlo adonde está, y hasta su abogada se tuvo que pelear con dos funcionarios porque la hacen pedir permiso para verlo, tiene que llamar a un teléfono que no es el de Leo para que le avisen que lo están buscando –y a veces ni siquiera lo hacen–, y tampoco tiene espacios para coordinar tranquilos su defensa”, descarga el hombre.

Clarín se comunicó con Giselle Robles, la abogada de Fariña, que declinó hacer comentarios pero no desmintió quellla versión. “Digamos que las cosas no están resultando como esperábamos. Creo que la Dirección no estaba muy preparada para ocuparse de Leo y los entiendo, pero hay cosas que así no pueden seguir”, deslizó.

Aquella noche, cuando Fariña dejó el penal en el que había pasado preso dos años, lo trasladaron a los tribunales de Comodoro Py, y luego a la sede de la Prefectura. El Gobierno aún buscaba un sitio dónde alojarlo, y el testigo protegido más importante de la Argentina deambuló por dos lugares más antes de recalar en el inmueble en el que está alojado ahora, en un barrio porteño alejado del centro. En este lapso, Robles y su equipo pasaron más de dos días sin tener noticias de su defendido ni de su paradero.

“Está acompañado por una persona de su confianza, pero llegar hasta él es casi imposible, hay que pasar más filtros y burocracia que cuando estaba en Ezeiza detenido. Y eso es ilegal”, dice el amigo de Fariña. Efectivamente, la resolución del Tribunal Oral platense que ordenó excarcelar al arrepentido operador financiero del grupo Báez sólo le puso dos condiciones a su libertad: que el ministerio de Justicia se encargue de su cuidado y vigilancia como testigo protegido en la causa por lavado de “la ruta del dinero K”, y que Fariña se presente ante aquel tribunal cuando sus jueces lo soliciten. Mientras, los movimientos del valijero no deberían tener restricciones.

Clarín se comunicó con el ministerio que conduce Germán Garavano, cuya reserva en este caso es total. “Fariña eligió el lugar en el que está, y no recibimos quejas de él” dejaron trascender en esas oficinas. Bajo la mesa, las protestas sonaron igual. Y fuerte.

Fuente: Clarin