Con un ajustado triunfo, Moreno le da continuidad al proyecto de Correa

Con el 94% de los votos escrutados, obtenía 51,07% y vencía a Lasso, que alcanzaba el 48,93%; "la Revolución Ciudadana continúa", prometió; el opositor dijo que exigirá el recuento.

Internacionales03/04/2017

El discurso de Lenín en Quito pareció una velada crítica a Correa, a quien, sin embargo, elogió profusamente luego, por haber "devuelto la esperanza al país".

Moreno, que se moviliza en silla de ruedas, habló a sus partidarios reunidos en la Tribuna de los Shyris, en Quito, que lo recibieron con cantos y ruidosas vuvuzelas.

En su habitual tono pausado y sonriente, el ganador de la jornada habló también de la lucha contra la corrupción y dijo que quiere inaugurar el gobierno más limpio de la historia. "Quiero erradicar la corrupción del pasado, presente (...) a quienes sean ministros quiero que sepan que no voy a tolerar ningún acto de corrupción. Vamos a necesitar un frente anticorrupción. Yo quiero que cuando termine mi mandato se diga que se erradicó la corrupción."

Más temprano, luego de emitir su voto, Correa había planteado esta elección como un "momento decisivo" frente a la "reacción conservadora" que vive la región con los triunfos de la derecha en varios países.

"Las elecciones ecuatorianas son muy importantes para ver si continúa esa tendencia [conservadora] o retoma fuerza la tendencia progresista", dijo Correa.

Hasta anoche, Lasso se resistía a reconocer su derrota y se mantuvo la postura de pedir el recuento de los votos. "Están manoseando la voluntad popular. El pueblo ecuatoriano votó contra la dictadura de un solo partido político", dijo. "Esto huele absolutamente raro."

Lasso y Moreno llegaron a este ballottage luego de una primera vuelta, el 19 de febrero pasado, en la que el candidato opositor obtuvo el 28% de los votos y el oficialista, el 39,3%, apenas a décimas del 40% necesario para evitar el ballottage.

A partir de entonces Correa asumió de lleno el control de la campaña. Moreno se negó a dar entrevistas a otros medios que no fueran los oficialistas y ya no volvió a hablar de sus diferencias con el fundador de la Revolución Ciudadana. En tanto, el mandatario apuntó contra Lasso los discursos de sus sabatinas, la cadena nacional de los sábados, y lo responsabilizó por la crisis financiera de 1999. También se lanzó a una inauguración frenética de obras, entre otras el hospital más grande del país, en Guayaquil.

"La campaña para el ballottage se transformó en un choque desigual entre un candidato y sus propuestas y un gobierno que utilizó todo su aparato de comunicación. Eso dejó a Lasso en una posición mucho más frágil", explicó a LA NACION el presidente de Cedatos, Polibio Córdova.

Sin embargo, el encuestador confirmó que hasta anteayer sus sondeos daban que el número de indecisos rondaba el 13%. "Sospecho que mucha gente tomó la decisión cuando estuvo frente a las urnas."

Anoche, los partidarios de Lasso y los de Moreno montaban guardia frente al edificio del CNE en Quito a la espera de los resultados. En la primera vuelta las denuncias de fraude por parte de la oposición provocaron choques violentos entre unos y otros, por lo que ayer los bandos quedaron separados por un centenar de metros y varios camiones militares. Los oficialistas se ubicaron del lado norte del edificio con banderas amarillas que decían "dale Correa".

En tanto, grupos opositores chocaron anoche con policías frente a la sede del CNE en Guayaquil, que estaba protegido por un fuerte operativo de seguridad.

En ese sector, Miriam Bastidas, una licenciada en Ciencias Políticas de 51 años, madre de dos hijos, contó a LA NACION los temores que le generaba la candidatura de Lasso. "Cuando fue el «corralito» de 1999 yo era empleada de la Universidad Central y vi cómo a muchos compañeros que se habían jubilado recientemente les confiscaron los ahorros de toda una vida. Fue una época sumamente dolorosa, cuando emigraron dos millones de personas", recordó.

"Si bien Lasso dijo que él no tuvo nada que ver con esa medida, todo ocurrió porque el gobierno les dio poder a los bancos para hacer lo que se les diera la gana. Y sus propuestas de volver a abrir el país a la banca extranjera y privatizar la educación y la salud van en la misma dirección", señaló la mujer.

También atribuyó lo reñido de la elección a que el bienestar económico de estos años "generó una ola de consumo, y la clase media perdió mucha conciencia social", dijo.

También el presidente suele referirse en forma despectiva a los 1,4 millones de ecuatorianos que en esta década dejaron de ser pobres y pasaron a formar parte de la clase media, y que luego le dieron la espalda al gobierno. Correa habla del "síndrome de Doña Florinda", en alusión al personaje de la serie mexicana El chavo del 8.

"Esa clase media son los pobres que comienzan a surgir y empiezan a llamar la chusma al resto. Ellos pasan a unirse a «la gente de bien», a los banqueros, a los neoliberales", dijo hace un año el mandatario.

Los analistas afirman que fue precisamente esa clase media, clave de los triunfos electorales de Correa en esta década, la que apoyó ahora mayoritariamente a Lasso, pero que no alcanzó para darle el triunfo en las urnas.

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