Caprichos de Salta: Joan Enutjat

Salta está llena de caprichos, todos ellos recorren cada uno de los rincones de nuestra ciudad para algunos de manera inadvertida y para otros no. No te pierdas una nueva entrega de la ficción de Javier Camps en InformateSalta.

Cultura 09/05/2019
mesa

La mesa se agita al ritmo de consideraciones mal pensadas y otras con posibilidades de mejorar. Los acuerdos pueden ser una salida digna a tales manifestaciones pero ya, a esta altura de la noche, solo son un ejercicio inconcluso. No es bueno sostener conveniencias particulares en medio de este mundo donde sobran territorios y faltan rumbos, eso mantiene los extravíos vivos hasta que el cansancio se va transformando en pesadilla.

Joan Enutjat enciende otro cigarrillo y  refunfuña su último desacuerdo con el mundo ante el silencio culposo de los parroquianos. El hombre, se sabe, no es un sujeto de mucha paciencia y su humor no es el indicado para amenizar reuniones.

-Me declaro rival de este mundo. Que quede bien claro que me declaro rival y no enemigo porque éste mundo lleno de infelices de diseño no califica para un encono mayor. Que conste que lo califico solo como una discrepancia que no merece una guerra –expresa Joan, con gestos moderados-

-La gente hace lo que puede, Joan.

-No hacen mucho… esa aceptación de esta ilusión mal imaginada que pretenden hacer pasar por realidad no es más que un inodoro lleno de mierda donde todos nadan en círculo mientras cantan esas canciones estúpidas que pasan en la radio que, a decir verdad, son  poco recomendables a la salud auditiva y al ritmo cardíaco.

-La gente no sabe.

-¡Que hagan un esfuerzo por salir de la mierda! ¡No pido un acierto histórico! ¡Pido un error propio con posibilidades de ajuste que derive en una idea y una acción nueva que nos saque del inodoro!

-¡Deje que la gente sea feliz a su manera!

-Ladrones de momentos, generadores de dificultades, impulsores de desencuentros, destructores de belleza, egoístas, hipócritas… Dejen de odiarse en silencio y hacerse los seres de luz. Magnífica forma de ser felices…

-Usted gasta mucha energía en enojarse.

-Ustedes gastan mucha energía en la estupidez y sepa, hombre, que lo que usted llama enojo es solo un ejercicio de observación. Reconozco que me importa un coño hacer de mi apreciación una expresión agradable. No lo voy a anestesiar con bellas formas. Prefiero incomodarlo…

-Si usted está en desacuerdo… ¿por qué no se va?

-No es el lugar lo que me jode, son los alambrados que ustedes pusieron… ustedes son lo que no lo entienden. Ustedes cierran los caminos. No es cuestión de irse. Liberen los caminos.

-Usted está enojado

-Esa es solo una opinión. Yo no abro juicio acerca de gente que opina. Las opiniones son burbujas de jabón. Yo solo presto atención a las ideas.

Joan se para, arruga el paquete de cigarrillos ya vacío. Toma el último trago de whisky. Mira a su interlocutor, sonríe de costado y le dice…

-Lea “La Náusea” de Sartre y abandone las consideraciones de poca monta. Quizá la fama de Sartre lo convenza más que mis palabras. Yo solo soy un catalán de mala hostia. A usted seguro le gusta más darle la razón a la gente conocida. Como todo tilingo que mira TV y compra el diario todas las mañanas. El sin sentido es un acuerdo tácito al que han adherido sin hacerse preguntas y lo ejercen con la impunidad que otorga la tontera.

- No me gusta leer. Mejor, me voy. Ya es tarde.

-Sí, es tarde. Buenas noches… ¡Ah! Antes de irse… ¿Conoce, usted, el rumbo que más le conviene?

-No.

-Váyase a la mierda.

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