Caprichos de Salta: La Memoria

Salta está llena de caprichos, todos ellos recorren cada uno de los rincones de nuestra ciudad para algunos de manera inadvertida y para otros no. No te pierdas una nueva entrega de la ficción de Javier Camps en InformateSalta.

Cultura 06/06/2019
jano

El linyera puede a duras penas destapar la botella y tomar unos tragos apurados de whisky. El frío lo corre de cerca para robarle el calor del cuerpo. Los dedos tiznados y el dolor agarrado con uñas y dientes a la mirada resignada son como un día nublado de otoño que se le metió en el corazón hace muchísimos años y no hubiese sol alguno que lo logre iluminar.

-Durante mucho tiempo sospeché que todos tenemos una memoria que no usamos. Inaccesible. Una memoria ancestral o, más aun, una memoria más antigua. Un archivo de información enorme al que no se puede llegar. Perdido en algún lugar de la cabeza. – Me dice el indigente-

Me es difícil asociar lo que escucho con la imagen de ese hombre con el cuerpo cansado y el alma rota. Ya ni el desconsuelo lo afecta. Este náufrago que entiende perfectamente el oleaje pero es incapaz de ver la costa más cercana. Como si su vida fuera solo el agua y se hubiese olvidado de la tierra firme para siempre.

-Dicen por ahí que esa información está prohibida. Que su uso lo  empeoraría todo. Pero no sé… peor que esto no creo que haya nada… y no lo digo solo por mi… usted sabrá entender… un estúpido puede vivir en un palacio o en la calle. Por momentos creo que pude entenderlo todo pero enseguida se me nublaron los caminos de acceso para ver de cerca las primeras ideas que alguna vez los primeros tuvieron… ¿Serán buenas esas ideas o peores que estas que hoy conocemos?

-Interesante…

-¿Usted está al tanto de que somos cada vez peores que antes?

-No lo sé. Apenas recuerdo algunos olores y sabores de mi niñez. Más atrás no me animo a ir.

-Yo ya no recuerdo mi niñez. Ni mi juventud.

-Caramba

-Se me ocurrió también, que el pasado ha sido olvidado por necesidad, más que olvidado ¡Negado! Porque no hemos sido capaces de dejar de ser un manojo de hijos de puta. Para algunos pueblos andinos el humano avanza hacia el futuro de espaldas porque lo único que puede ver es el pasado. Para nosotros es al revés. Avanzamos hacia lo desconocido pero sin abandonar las mañas del pasado. En caso de que el camino sea circular, en algún momento nos encontraremos en medio de nuestro pasado sin poder reconocerlo.

-Usted sugiere que estamos encerrados en la desgracia, entonces.

-Encerrados en el tiempo. No piense que estoy loco y perdido en las calles de Salta. Estoy suelto en otro lado. No puedo estar en dos lugares a la vez. Estoy en un lugar lejano dentro de mí. No es un lugar mejor. Estoy enterrado en mi propia existencia, en una lápida de carne pero, a la vez, libre del mundo.  Usted ha sido el primero en años que se detuvo a hablar conmigo. Soy invisible para el resto del mundo pero yo los veo a todos. Los veo desde mi lejano sitio, adentro de mi cabeza… buscando mi memoria ancestral… buscando la memoria de todos.

-… ¿Y si la encontrara y no la entendiera?

-Yo busco el origen, los demás buscan el destino. Con eso, creo, que ya voy entendiendo todo de una manera diferente… me veo con chances.

-¿Puedo saber su nombre?

-Jano. Me puede llamar Jano.

-¿A qué le teme?

-Al amor. Umberto Eco decía que el amor es más sabio que la sabiduría. Eso lo complica todo. El amor es el maestro de ceremonias y, sepa usted, él camina como quiere y traza rumbos inentendibles.

-Pero el amor es de este mundo

-No. Eso es otra cosa… el amor es muy parecido al reencuentro. Usted se refiere a la desesperación de no saber qué hacer con uno mismo y entregarse a otra persona a ver si le encuentra alguna utilidad. Yo le temo al final de mi búsqueda.

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