Conocé la “leyenda” del deportista salteño Nico Cortés
Supo brillar tanto en fútbol como en básquet. Tenía destino de elite pero su lazo familiar fue más fuerte y aceptó ser un tipo terrenal y vivir una vida normal. Hoy se sumerge en sus tres pasiones, leer, pintar y cocinar. Su historia.
Deportes25/03/2020Nicolás Cortés fue una promesa del deporte salteño en los 90’, obtuvo dos medallas de oro en juegos trasandinos, jugó al fútbol a nivel profesional en Gimnasia de Jujuy y Central Norte, club de sus amores. Su talento lo llevó a estar bajo la lupa de uno de los clubes de primera más importante del país River Plate pero su formación y honestidad lo alejó del mundo del fútbol.
Su amor por la “caprichosa” lo heredó de su familia. Su padre vistió la camiseta de Central Norte, Armando Cortés y fue figura en su equipo. Su familia tuvo muchos profesionales de la redonda, su tío Eduardo y Marcelo jugaron los viejos nacionales y el primero llegó a vestir la camiseta de la selección.
Jugadores con los que compartió equipo no dudan en llenarlo de elogios. “Nico fue un súper dotado, talentoso, bohemio, rebelde y elegante. Uno disfrutaba verlo jugar fútbol y básquet”, exppresó su ex compañero de Central Norte, Federico Apaza, quien jugó desde los 6 años a la par de Cortés.
Ambos se conocieron por la amistad de ambos padres, “Ramonera” Apaza y Armando “Lobo” Cortés. “Nos conocimos en un campeonato que había jugábamos para “Cara Sucia” torneo que juntos ganábamos y Nicolás era el talentoso del equipo. Tuve la suerte de hacer mi carrera pero de chico me forme aprendiendo de él, lo admiraba mucho”.
Apaza lo describió como un tipo de perfil bajo. “Era vergonzoso, tímido. Salíamos campeones, dábamos la vuelta y él no la daba, se quedaba esperando. Le daban el premio al mejor jugador y no quería pasar a recibirlo. Pasaba desapercibido, solo se hacia notar dentro de la cancha. Era un talentoso, elegante, fino para jugar, buena pegada y muy admirados por todos”.
Además contó que siempre tuvo una disputa entre su amor por el fútbol y el básquet. “A veces se le juntaba partidos claves de básquet y finales en el fútbol, donde nosotros teníamos que presionarlo para que jugué para el lado del fútbol y del básquet también lo presionaban para que juegue por su talento”, comentó.
Cortés se reflejó en un jugador que admiraba mucho el “Trinche” Carlovich, un personaje bohemio, que jugaba de cinco en el mismo puesto que él, futbolista desfachatado. Fue un jugador de Rosario de Santa Fe, admirado por Maradona y todos los grandes jugadores. Su sueño es poder conocerlo y hacerle una nota.
Otro de sus pasiones fue el básquet, deporte que practicó desde niño hasta hace muy poco. Jugó en el equipo de Independiente. “Me cansé, jugué desde los cinco año hasta los 25 cada día de mi vida, pero en ese momento el básquet no tenía el nivel actual y por eso decidí dejar”, dijo.
Los rivales a los que enfrentó lo catalogaron como un fuera de serie. “Deportivamente es un crack para el deporte que lo pongas a jugar. Al fútbol y al básquet lo vi jugar y me tocó enfrentarlo y le pasa el trapo a muchos”, dijo Santiago Tangona.
Periodistas deportivos siempre lo destacaron por su talento. “Un capo en lo que hizo. Jugaba de manera infernal en Central Norte y como basquetbolista fue base del equipo de Liga Nacional, no fue más porque no quiso. Creo que fue el deportista más talentoso que vi. Era pensante, vivo, tenía una mirada perimetral impresionante. Guapo, muy guapo, pedía las más difíciles. Nadie sabía si estaba nervioso o motivado, su cara de póker era su sello de personalidad”, dijo Eduardo Chañe.
Su curiosidad y capacidad lo llevó a estudiar dos carreras universitarias, Abogacía y Administración de Empresas pero su temprana paternidad lo obligo a salir a trabajar. Actualmente es bancario.
Hoy se sumerge en sus tres pasiones, leer, pintar y cocinar. En sus ratos libres se deleita con la buena lectura de Borges o Cabral. Su sensibilidad también la trasmite en sus manos a través de sus pinceles y que inmortaliza en sus cuadros. También estudió gastronomía para crear arte en su propia cocina.
Su personalidad lo hizo incursionar en periodismo, fue panelista y movilero y su buena pluma lo llevó a escribir en medios digitales, con su marcado y su exquisito lenguaje poético, contando historias.
Nicolás Cortés, deportista brillante que deslumbró a propios y extraños. Sin dudas tenía destino de elite y jugar en las grandes ligas de fútbol y básquet, por su talento y rebeldía pero su lazo familiar fue más fuerte y aceptó ser un tipo terrenal y vivir una vida normal.