Robando al laburante

En coincidencia con el trigésimo aniversario de la democracia en la Argentina y el Día de los Derechos Humanos, el miedo y la violencia abundaron en Salta, entre reclamos policiales y saqueos.

Sociedad 11/12/2013

Carlos Nuñez posee un humilde local dedicado al servicio técnico de celulares, el cual no supera los doce metros cuadrados, en la calle Mendoza 682. El lunes a la noche fue asaltado por más de 7 delincuentes que le vaciaron su negocio. Ayer, profundamente consternado y conteniendo el llanto, contó que lo dejaron arruinado, pues le robaron equipos de clientes y aparatos aún no pagados.

“Yo soy laburante, no soy un gran empresario, laburo todos los días para mantener a mi familia, no le pido nada a nadie, ni al gobierno ni a los políticos, me rompo el c… laburando, y vienen y me roban todo…”, expresó el compungido Nuñez. El hombre contó que a las 21 del lunes pasado, luego de un tumulto entre policías y saqueadores en la esquina de Mendoza y Florida, salió del local que alquila para llevar su hija de once meses hasta donde se encontraba su esposa. A los pocos minutos lo llama por teléfono su hermano para alertarle que estaban saqueando su negocio. "Eran muchos, tenían entre 17 y 25 años, la mayoría mujeres; me arruinaron, me robaron todo”, lamentó.

Nuñez sostuvo “yo soy un simple técnico en celulares, que tuve la gracia de poder alquilar este local y ponerme a trabajar; yo soy hombre, no ando mendigando, mantengo a mi familia, y ahora, ¿qué hago?"
Amargado, Carlos dijo que, pese al anuncio de ayuda económica a las víctimas que lanzó el estado provincial: “no les creo nada; nadie nos ayuda a los que trabajamos honestamente”.

- Usted está destrozado…

- No…, estoy devastado… –respondió.

Diez muertos
Entre el lunes 9 de noviembre y el martes 10 hubo siete muertos en la Argentina: tres chaqueños; tres tucumanos y un jujeño. Estos se suman a los fallecidos días atrás en la ciudad de Córdoba, en Concordia (Entre Ríos) y en Glew (Buenos Aires). Las rebeliones policiales por demandas salariales y los saqueos comenzaron la semana pasada y ya habían dejado un muerto en Córdoba y otro Entre Ríos.

En Chaco, un joven murió por una herida de arma blanca durante saqueos en Resistencia, mientras que un subcomisario falleció por las heridas recibidas cuando defendía un supermercado.

En Tucumán, donde un centenar de policías se mantienen acuartelados, se registraron violentos saqueos la noche del lunes con al menos un muerto y 35 heridos.

En Jujuy murió un joven y otros dos permanecían muy graves debido a enfrentamientos armados entre saqueadores y propietarios y empleados de los comercios. La muerte ocurrió en Perico, mientras que en San Pedro, donde hubo 40 comercios destrozados y 60 detenidos hubo dos heridos.

“Negros de mierda”

Centenares de adolescentes y jóvenes salieron el lunes pasado, agrupados en bandas erráticas, para robar donde pudiesen. El calificativo más certero es llamarlos delincuentes, mientras que hilando más fino se los puede considerar lúmpenes, el grupo social urbano formado por los individuos más marginados de la sociedad. Socialmente y mentalmente son resentidos.

Muchos ciudadanos, de todas las edades, generalmente pertenecientes a sectores sociales medios y altos los llaman “negros de mierda”. Esta expresión fue la más usada para referirse a los saqueadores.
Las injusticias sociales -que en Latinoamérica comenzaron con la explotación a los pueblos originarios, continuaron con los esclavos africanos, se afirmaron con los criollos y se hicieron leyenda con los “cabecitas negras”- fueron realizadas, con genocidios y saqueos por parte de poderosos, en su gran mayoría por “blancos”. Sin embargo, nadie dice “blancos de mierda”.

El idioma español es más que generoso para nombrar, definir y describir. Siempre es posible encontrar una palabra o una frase que indique claramente lo que queremos decir. Las palabras que la sociedad y las personas usan para denostar e insultar también definen a quienes las profieren.
Tal vez sea más avergonzante para ellos, y correcto, sea decirles “delincuentes”.

Una buena

El trabajo policial, encomiable por cuanto neutralizaron los saqueos sin provocar víctimas fatales, mostró el rostro sacrificado de los policías que los salteños esperan. Todo esto no borra los graves hechos de fatal violencia armada y abusos de autoridad que han cometido, pero, nobleza y justicia obligan, hay que diferenciar. En el Día de los Derechos Humanos y los 30 años de democracia, todo y todos dentro de la Constitución y la Ley.

Por Dario Alberto Illanes

Fuente: Columna de opinión

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