Túneles y cámaras de tortura: así son las mansiones de los capos narco de Rosario de Santa Fe
Medios21/07/2024Las dos familias nacieron en lugares similares, los márgenes de una Rosario que tuvo cambios inesperados en la violencia y el día a día en menos de diez años, unos en el profundo sur, los "Monos", otros en el oeste: los Alvarado.
En ninguna de las dos sus miembros priorizaron estudios formales; ninguno pasó de tercer año del secundario. Unos crearon una marca; los "Monos", otro creó y se creyó el mito del delincuente sagaz e inteligente, el hombre detrás de todo, Alvarado.
Los miembros principales de las dos familias fueron en busca de una futura buena vida y comparten un factor común, las películas de mafiosos. Tanto la familia Cantero, del clan "Monos"; como los integrantes de la familia Alvarado, con Esteban Lindor a la cabeza, invirtieron la plata del narco y otras actividades que realizaron a sangre y balas en viviendas y gustos caros. Igual que los narcos de las series.
Son varias propiedades donde de seguro pensaron alguna vez pasar sus días; espacios más seductores que las actuales celdas que los alojan.
Las casas decomisadas por el Estado santafesino son lujosas, con túneles y en la cual se guardaban galgos de carrera custodiados por cuidadores o bien haras con caballos de carrera. Piscinas con diseños caprichosos, electrodomésticos de lujo y una particularidad: hasta mediados de año allí vivía gente ligada a las bandas.
Evalúan que el valor de las viviendas treparían a los 2 millones de dólares al ir a remate
Cuando Matías Figueroa Escauriza, secretario de Gestión de Registros Provinciales, asumió el cargo el 10 de diciembre pasado, se encontró con una sentencia judicial del 7 de noviembre de 2022 basada en la ley 13.579, por la cual la provincia podía disponer de bienes decomisados a bandas de narcotraficantes; esto es, tanto viviendas como automóviles y activos de distinta procedencia.
Pero la provincia aguardó un tiempo para las ejecuciones judiciales, no querían represalias. Los fiscales y los funcionarios provinciales trabajaron en inteligencia, se intervinieron teléfonos, se puso en la mira a sicarios de las bandas.
“No queríamos enfrentarnos a una guerra, íbamos por la plata”, contó un funcionario de la secretaría. Y así hasta el 7 de mayo de este año a las 7 de la mañana. Ese día efectivos policiales, funcionarios y fiscales fueron primero a las seis viviendas detectadas de Esteban Alvarado y ocupadas por testaferros y encontraron más de lo que esperaban, un mes después hicieron lo mismo con los Cantero.
Ese día la comitiva llegó a Puerto Roldan, un conocido country sobre la autopista a Córdoba, unos mil metros antes de llegar a la ruta nacional A012. Se ingresa allí por un acceso irregular y las viviendas rozan un costo a los 300 mil dólares. Allí, Alvarado tenía a nombre de terceros dos viviendas, una lindera con otra.
La primera, un lujoso chalet de diseño a la entrada del country, y la otra, una mansión que quedó a medio terminar. Las dos a nombre de sus hijos y con usufructo para sus padres.
Al llegar, policías y funcionarios hallaron una casa con lujos y a una mujer que vivía allí, abogada, aparentemente familiar de la esposa de Alvarado.
“Llegamos a las 7, le dijimos que íbamos a allanar y decomisar. Se cambió y se fue, por lo único que pidió es por un lote de prendas deportivas, parece que vendía esos productos por redes. Después dejó todo como estaba: televisores, mobiliario general, electrodomésticos de todo tipo. Al revisar los placares encontramos algo muy llamativo”, contó uno de los funcionarios.
Todo el mobiliario en el chalet era de diseño, con una pileta climatizada en el interior de la vivienda y otra en el jardín. Mobiliario costoso y un placar de una habitación de la planta baja que tenía un módulo falso: al ingresar agachado se rebatía la madera y eso daba paso a un túnel paralelo a la pared que desembocaba en un tragaluz, y por el tapial que rodea ese pequeño espacio se accedía a la segunda casa, que da a otra calle y de ahí al planeado escape del lugar.
Los allanamientos fueron simultáneos. El segundo objetivo era una carnicería de avenida Pellegrini al 5800, en Rosario, donde funcionó años una concesionaria de motos. Ahora sabían que allí había otro comercio, una carnicería.
Al llegar encontraron el negocio en pleno funcionamiento: “Venimos a allanar y decomisar”, dijo el oficial de justicia. Las tres personas que atendían se cambiaron, entregaron las llaves y se fueron. La carne fue donada a una institución y las maquinarias y las heladeras, decomisadas.
De ahí se dirigieron a los lotes y la casa de Alvarado en Piñero, en paraje “Los Muchachos”, entre Piñero y las Carolinas. “Ahí encontramos una casa con un comedor perfectamente habitable, con un pool de juego y mobiliario. Y otros dos o tres ambientes semi abandonados, un haras para cuatro caballos de carrera y un cuidador.
Lo más feo fue ver una sala con una cama y cables de luz sueltos, como para picanear a alguien. Allí habría muerto Lucio Maldonado, un hombre en su momento cercano a Alvarado.
La chacra la cuidaba un hombre y su esposa y encontramos un par de armas”, dijo un integrante del Ministerio de Seguridad. Otra vivienda se halla en Nicaragua y Godoy; una casa de barrio habitada por una mujer con antecedentes por narcotráfico.
Una vez que se realizaron estos operativos y como estrategia de espera se decidió que las viviendas del clan los “Monos” serían decomisadas en otro momento. Unas semanas después, la última de junio, los mismos funcionarios arremetieron en las viviendas del clan Monos en Granadero Baigorria, Pérez, Funes y Rosario.
La primera fue una en la zona de San Martín al 5000 , en Rosario. Una casa de barrio de clase media que pasa desapercibida entre otras y podría ser de un gerente de banco, o del dueño de una Pyme que pasó por mejores días. Pero es muy distinta, tanto en mobiliario como en construcción, a las casas de Alvarado.
“Allí estaba un muchacho que es cuñado de uno de los Cantero. Cuando nos vio no se hizo problemas. Se fue con lo puesto”. Lo que llamó la atención de la policía es que en un dormitorio y en un par de departamentos que estaban en el mismo terreno aparentemente había alguien que se fugó. “Parecía un aguantadero. Si bien la propiedad no estaba destruida, había faltante de puertas y humedad. La pileta del patio estaba semi abandonada”, contó un funcionario.
En Granadero Baigorria la casa en cuestión del clan está casi al ingresar a la población. Es una buena casa, de dos pisos y pileta. Al llegar los funcionarios se encontraron con que la familia que vivía allí no les abrió las puertas y se supone que hicieron tiempo para que alguien pudiese escapar, finalmente ingresaron y se llevaron el mobiliario.
La segunda vivienda estaba a unas dos cuadras de la otra y la ocupaba una mujer que mostró un papel , un boleto de compra venta, firmado por Celestina Contreras, ex pareja de Ariel Máximo Cantero, quien por medio de ese documento le habría vendido la casa.
Así fue hasta que llegaron a la chacra de Pérez que perteneció a los Cantero, y ahí la geografía era otra. “Se encuentra en un paraje y al ingresar hay dos lotes pastizados con árboles y yuyos altos, lo que impide ver la casa principal.
Unos tres kilómetros adentro está la vivienda. Si bien es lujosa, no tiene nada que ver con las de Alvarado. En un pequeño lugar hay un santuario a "San la Muerte", en otro un establo y muchos pájaros enjaulados, todos de raza, y también unos 13 galgos en un lugar que supo ser un polígono de tiro”, explicó un funcionario.
El cuidador tenía en su poder tres armas y 13 mil dólares. El lugar estaba en malas condiciones y los elementos de construcción eran "bastante mediocres, con mucha humedad”.
Otra propiedad del clan estaba cerca de Funes Hills. "Eran dos lotes y las sendas casas que se alquilan como temporario. Estaban habitadas y la gente también se fue”, relató un funcionario judicial.
“Todos quieren su estancia lo más parecida a las del narco colombiano Pablo Escobar. En el caso de los Monos, la primera noticia conocida de la chacra de Pérez fue cuando la allanaron en 2013, pero la cesión de dominio quedó en los cajones de la Justicia. Las propiedades son diferentes, como son distintos los autos que manejaban los jefes de las bandas. Alvarado tiene más glamour, en cambio los Monos son más rústicos. Los arquitectos de las viviendas claramente eran distintos. El destino final de esas propiedades es incierto, la idea es venderlas y de última usarlas para reparticiones provinciales”, sintetizó un funcionario.
En este sentido, esta semana trascendió que el gobernador Maximiliano Pullaro le quitará a la Corte Suprema provincial el control de la inscripción de sociedades que hoy tiene el Registro Público de Comercio. Estas pasarán exclusivamente a la Inspección General de Personas Jurídicas (IGPJ), en el ámbito del Ministerio de Gobierno, con lo que las consultas de fiscales se simplificarán y no deberán apelar a dos organismos.
En el Poder Ejecutivo santafesino explican que hoy toda la información de Asociaciones, Fundaciones y Sociedades Anónimas domiciliadas en la provincia pueden consultarse online en la IGPJ. Y así será con las sociedades de acción simplificada (SAS) y las SRL que, como se detectó en investigaciones a los Monos y Alvarado, eran el rótulo legal de empresas montadas con fondos del delito. /La Capital