Entre la espiritualidad y la política dura, publica diario Perfil. El fin de semana largo pasado la gobernadora María Eugenia Vidal viajó a Salta y estuvo en La Virgen del Cerro, un centro espiritual cuya cara visible es Maria Livia, quien organiza ritos sagrados todos los sábados para cientos de personas y a quien se le adjudica un vínculo particular con la virgen.

Mientras intenta aprobar el Presupuesto 2017, con ayuda de Sergio Massa y Florencio Randazzo, empieza a completar su nuevo gabinete, y espera la aprobación del pliego del nuevo jefe de los fiscales bonaerenses, Julio Conte Grand, Vidal no dejó de lado la experiencia religiosa en la Salta que vio nacer a su jefe de Gabinete, Federico Salvai.

De hecho, originalmente Salvai había organizado un viaje familiar junto a su mujer (la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley) y sus dos pequeños hijos varones. La gobernadora terminó sumándose junto a Laura, una de sus mejores amigas de la adolescencia.

Así, decidió ir a conocer a la Virgen del Cerro junto a su amiga y a Stanley. Las tres solas. La familia Salvai colaboró: conocen a María Livia desde hace largos años. Esta mujer sexagenaria, nacida en Orán, asegura desde hace 25 años que ve y escucha a la virgen, y, si bien durante la semana es ama de casa, suele recibir cientos de mails y cartas de quienes la consideran una santa. En su casa tiene una oficina para su fundación, integrada por 120 personas. Las travesías al cerro se dan los sábados y un domingo al mes Livia explica en una conferencia abierta sobre la experiencia religiosa que vive hace años.

De todas formas, fueron apenas tres días de descanso, aunque la gobernadora ya decidió sus vacaciones: en la segunda quincena de enero viajará a México con sus tres hijos. Lejos del fragor de la Lolítica nacional y antes de un año electoral que la tendrá como protagonista en la Provincia. También tiene pensado tomarse una semana en la costa, como hizo los últimos años (Mar del Plata, Pinamar y Cariló).