Caprichos de Salta: Lo desconocido

Salta está llena de caprichos, todos ellos recorren cada uno de los rincones de nuestra ciudad para algunos de manera inadvertida y para otros no. No te pierdas una nueva entrega de la ficción de Javier Camps en InformateSalta.

Cultura 04/07/2019
campo alegre

Todo se mide, se pesa y se cuenta. Nuestro mundo es todo lo que conocemos;  es todo eso que se puede cuantificar y dimensionar y todo aquello que no se puede dominar, por lo tanto,  es el abismo. Cuando los métodos de medición tocan su límite empieza la incertidumbre. Todo eso que está afuera, vale aclarar, también cruza nuestra realidad, la salpica aunque lo nieguen; esos vacíos son las variables contra las cuales el humano lucha para no perder el control.

En un mundo donde todo está establecido, tipificado y registrado también los métodos para pensar y analizar, lo están;  los que se arriesgan a algo más, deben recurrir a la imaginación, deben asomarse al abismo. No es necesario ir hasta el borde, tienen que meterse en las profundidades de su cabeza para encontrar la puerta que da al otro lado… un sitio que no es un sitio y que es mucho más grande y diverso  que parece no tener sentido y donde la razón es inútil.

-He transitado muchos caminos, sospecho que soy uno de los que más conocen nuestro mundo. Mucho tiempo ocupado en lecturas, largas distancias recorridas y un volumen de información notable han hecho que mi vida sea algo así como una enciclopedia tridimensional. –Dice Pietro Bodoni Mastropiero, hombre de ciencia y viajero entusiasta-

Su interlocutor es un sujeto de costumbres llanas, habitante de una zona rural cercana a Salta Capital. Un hombre acostumbrado a sortear todos los obstáculos que le pone la naturaleza, cada día. Días que están colmados de eventualidades y que lo desafían y lo mejoran.

-Anoche soñé que metía la mano en el agua y sacaba a un animal que chillaba. Raro…

Pietro se sintió afectado por el comentario, que nada tenía que ver con el eje que había propuesto para desarrollar algún diálogo interesante, a lo que respondió siguiendo la línea impuesta por el campesino:

-¿Sueña seguido?

-No. Solo cuando es necesario.

-¿Cuándo es necesario?

-Cuando no me alcanzan los ojos para ver.

 Por la tarde salieron, al Dique Campo Alegre, de excursión para que el italiano le eche una mirada a la zona. Subieron a un bote y recorrieron el espejo de agua. Mientras lo hacían, Pietro  describía la vegetación, hacía observaciones acerca de la composición de las sierras pre andinas y hablaba de las eras geológicas en las cuales se dieron aquellas formaciones. Hizo una descripción minuciosa  de los animales y hasta habló sobre datos históricos que relevaban y justificaban actividades humanas en la zona, que traía desde las profundidades del tiempo.

-Dígame, usted que vive aquí ¿Cómo es que desconoce todos estos datos? ¿Cómo no sabe usted donde vive? –Preguntó el científico-

-Vaya uno a saber… Agarrase fuerte que se va a levantar viento y quédese quieto. –Contestó el lugareño-

Pietro, desestimó la advertencia y se recostó sobre un borde del bote,  estiró la mano para agarrar una planta acuática y cayó al agua. Después de hundirse, sacó la cabeza y gritó pidiendo ayuda. Volvió a sumergirse y el campesino se arrojó al agua, lo tomó y lo sacó a nado hacia una orilla. Una vez a salvo, Pietro se largó a llorar del susto. Entonces Jonás, ese era su nombre, le dijo.

-Menos mal que lo soñé, Don Pietro…

El tano lo miró con los ojos fuera de órbita sin poder articular palabra alguna. Jonás preguntó, entonces:

-¿Cómo es que sabe, usted, tantas cosas y no sabe nadar? Raro… ¿no?

 

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