Con polémica por el VAR, Boca se lo dio vuelta a River, y se clasificó a semifinales

Deportes 21/04/2024
merentiel

El Xeneize reaccionó a tiempo, se impuso por 3-2 en el Superclásico y dejó afuera del torneo al Millonario; ahora se enfrentará con Estudiantes de La Plata.

A lo Boca, pero asumiendo la nueva acepción del modelo. Una vertiginosa mezcla de ataques verticales y marcas con exceso de bruxismo. Gastando molares para recuperar y luego construir. Y entonces, a semifinales, anotándose una nueva eliminación en mata-mata contra River. 

Ganó a lo Bestia, Boca. Por un doblete de Miguel Merentiel (más un cabezazo de su corazón Edinson Cavani) que no fue únicamente producto de la contundencia: también de inteligencia interpretativa. Boca lo empezó a ganar cuando dejó de sospechar por qué River le daba la pelota -resignó su posesión bajando su promedio de 62,3% a un magro 40%- y se dio cuenta de que podía usufructuar su superioridad. La que implícitamente Martín Demichelis pareció aceptar con el planteo de River, un arriesgado repliegue contragolpeador.

Porque el segundo gol psicológico fue el que metió Chiquito Romero. Ese manotazo, un zácate en el aire a modo de gancho para sacar la pelota que, dependiendo de la cámara, entró del todo o no tanto. Un casi gol, pues, que River festejó antes de la anulación y que Boca celebró con procesión íntima mientras la popular Artime bramaba un vamos que sonó a gol y la platea Ardiles latía acompañando. 

No se dio cuenta ninguno de los dos, en ese ratito, que habían empezado a ganarlo y a perderlo. Que ese 1-1 era testimonial. El devenir del partido no lo decía pero daba señales. Las conexiones Cavani-Zenón y la presencia de Merentiel anticipaban el pronóstico.


Leyó el empate como un gol más, confió en la resiliencia de River como si se tratara de un gol por un error puntual cuando lo que estaba mal era la masa madre. Por eso únicamente cambió respetando roles (Lanzini por Nacho y Barco por el Diablito) cuando lo que el clásico pedía era reforzar puntos débiles en el carril derecho, autopista unidireccional.

Los clásicos no están para pecar, sino para ganar. Para ganar haciendo lo que uno mejor sabe porque cambiar la estrategia no siempre es pertinente: siempre está el riesgo de no saber qué hacer si lo que uno no hace siempre sale mal. Le pasó a River. Y Boca aprovechó en Córdoba. Y entonces lo ganó con su idea. Lo ganó a lo Boca y a lo Bestia.

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