El padre Rosa desmintió las acusaciones en su contra
"Mi vida siempre fue a hacer el bien a todos", dijo el padre Agustín Rosa, cuando fue entrevistado por la periodista de TN Miriam Lewin, luego de que revelaran denuncias de abuso en su contra.
Ante la pregunta, Agustín Rosa negó conocer alguna acusación de abuso sexual de menores.'No se quién pudo haber dicho eso porque nunca fui acusado'. Admitió saber quién es Yair, uno de los denunciantes, pero dijo ignorar los cargos: 'la Justicia nunca me preguntó nada'. De los cargos formulados por la ex monja Valeria, dijo lo mismo: 'Pregúntele a ella', se atajó.
Rosa desmintió rotundamente que algún joven de la congregación se haya acercado para pedirle ayuda por haber sido abusado sexualmente por otro miembro, como sostienen los denunciantes.
Cuando le consultaron sobre el consejo que les daba a las víctimas de que debían perdonar 'las debilidades de los sacerdotes', reaccionó: 'Eso que lo digan cuando hagan un juicio. Tendré entonces la posibilidad de que ellos comprueben y se sepa la verdad de todo. Eso que dicen no pasó'.
'Usted está diciendo algo grave', respondió cuando le preguntaron si era verdad que examinaba los órganos sexuales de menores a solas y los manoseaba. 'No es verdad', dijo tres veces. 'Además el superior no tiene contacto con ellos, yo no estoy en la casa de formación', intentó aclarar.
Con respecto a su posición sobre la cuestión de la pedofilia en la Iglesia, argumentó: 'No solo en la Iglesia sucede, es un gran daño contra el que luchamos muchísimo. Nunca ocultamos ni favorecimos, tenemos nuestros reglamentos a los que recurrimos si hay algún problema de conducta entre los miembros'.
Tranquilo y con una sonrisa durante la mayor parte de la entrevista, Rosa juró ante Dios ser inocente. Sin embargo, se le nubló la vista cuando recordó que, al iniciarse la investigación, tuvo una crisis vocacional.
Así es el refugio donde está el cura sospechado
Diario Perfil publicó en el 2015 una nota donde da cuenta que Agustín Rosas fue separado de su cargo por orden del Vaticano. Lo enviaron a un monasterio alejado, mientras definen su futuro.
Atrás quedaron los días en que Agustín Rosas, el cura franciscano investigado por el Vaticano por lavado de dinero y supuestos vínculos con el narcotráfico en Salta, era el referente absoluto en la iglesia de la Santa Cruz. Tras la acusación eclesiástica que pesa sobre él, está refugiado entre montañas lejos de la gente, mientras la comisión del Vaticano continúa sus averiguaciones sobre sus manejos económicos.
En un monasterio ubicado a 30 kilómetros de la capital salteña, sobre la ruta 48, Rosas goza de la tranquilidad que le brindan las sierras subandinas de la región. Lejos del alboroto urbano y las acusaciones, el párroco sabe que casi nadie puede llegar hasta ese lugar, porque hacerlo demanda atravesar dos cerros durante más de una hora de viaje en auto, por un camino sinuoso y de ripio.
La casona construida hace poco menos de dos años, y ubicada a escasos 100 metros del cuartel utilizado por el héroe gaucho Martín Miguel de Güemes en la guerra de Independencia, no cuenta con servicios. Pero ya está lista para hospedar a 25 integrantes de la Iglesia Católica, aunque hoy sólo alberga a tres miembros, según detalló uno de los habitantes a PERFIL.