Policiales10/08/2018

Desgarrador testimonio de la maestra rural agredida: “Pensé que me moría”

La directora de escuela de un paraje de Aguaray que sufrió un brutal ataque durante un robo, relató en primera persona el calvario que le tocó vivir cuando el agresor ingresó al edificio. “Le pedí por favor que no me violara,” dijo.

María Esther Coca, directora de una escuela del paraje Campo Largo en Aguaray, contó detalle por detalle lo que ocurrió la noche en que “el negro” Gareca, el joven de 18 años detenido por el hecho, ingresó al edificio donde ella ya se encontraba descansado.

En diálogo con un medio de esa localidad y replicado por Canal 11, la mujer dijo que ocurrió alrededor de las 21 horas fue sorprendida por el chico mientras dormía, quien le tapó la boca para evitar que gritara y le exigía que le de dinero.

“Me levanta de los cabellos, me lleva a la dirección y ahí vi el estado, estaban todas rotas las ventanas, la puerta partida  la mitad y yo le decía que no tenía plata. Me amordazó la boca, me quitaba la respiración, ya pensé que me moría,” expresó.

Posteriormente, intentó escapar, siendo alcanzada por el malviviente en el patio de la escuela, quien la sacó a la cancha, que se encuentra a escasos metros del Centro de Salud. “Nadie me escuchó, así que me volvió a traer de los pelos y amordazada, me amenazaba que me iba a matar, vos me tenes que dar la plata. Estaba enfurecido porque no encontró plata,” manifestó.

El delincuente, frustrado por no haber encontrado dinero, le exigió que se ‘diera vuelta’, lo que desencadenó en ruegos para evitar ser violada. “Le pedí por favor, le dije que yo quiero irme de esta vida no así, no me merezco, yo puedo ser tu abuela, le pedí por favor. Me agarró a patadas y me sacó para afuera, agarró un frasco de café y me impactó en el rostro,” recordó.

Afortunadamente, el agresor desistió del abuso, agarró dos mochilas, cargó las netbook  y cargadores que encontró a su paso, con uno de los cuales también comenzó a golpearla. “Cuando logró poner todo, agarró una soga y me dijo ahora si estamos preparados, nos vamos. Yo sabía que esa soga era para matarme. Me dio una patada, me incorpore y fui saliendo y ahí vi a mis maestros que estaban llegando, me salvaron la vida, porque sino yo no estaría acá,” finalizó.