Sociedad02/03/2019

Historias de cocina: La princesa hamburguesa

Entra por todos los sentidos. Comienzan a sonar tambores en el estómago. Y una vez instalada en la mente es imposible detenerse. Se me ocurre una hamburguesa. En pan o al plato. Carne molida, huevos, perejil, ajo, indispensables.

Si hay algo en común que tenemos los seres humanos sin importar condición alguna es el hambre. Los funcionarios públicos aunque no lo crean, también lo tienen. Es allí que empieza a volar la imaginación. El pueblo la usa más porque debe pensar en muchas variables. Pero en fin, a todos nos hace movilizar, delirar, desear, soñar. Mucho más cuando empieza a quemarse la leña, unos pedacitos de carbón minuto a minuto.  

Entra por todos los sentidos. Comienzan a sonar tambores en el estómago. Y una vez instalada en la mente es imposible detenerse. Se me ocurre una hamburguesa. En pan o al plato. Carne molida, huevos, perejil, ajo, indispensables. Se permite cebolla, morrón. Ají, comino, pimienta. Con pizca de harina o rebozada con pan rallado. Para los atléticos, avena. Una vez armada, puede cocinarse en la sartén, en el grill, al horno, o la mejor de todas a la parrilla, ahumada, vuelta y vuelta, alta, inmensa.



Tendría su origen en Hamburgo. Adueñada por los norteamericanos e industrializada por sus cadenas. Perfeccionada por los sibaritas. Sin clase social, popular por donde se viaje y siempre accesible a la hora que sea. Pareciera que siempre pide bailar con aderezos. Pero si es buena calidad, casera como me gusta, no es necesario tanto contenido graso. Más bien con productos nobles, baila mejor. Papas andinas en oliva al romero, huevos caseros, queso, jamón, ensaladas varias, puré, palta, tomate y lechuga muy recomendables. Me cuesta encontrar el pan adecuado. En caso de sándwich. No debiera humedecerse ni ser tener mucha corteza, tampoco debería ser muy alto ni pesado. En mis preferencias, debiera la carne, ser la estrella. Por eso mismo, el ideal es hacer que su tamaño supere al mismo pan. Sea visible, se muestre, se presuma.

Necesito ingerir una de ellas. Se me viene a la cabeza un amigo cocinero que las hizo propias. Receta personal, tamaño extra grande, inconfundibles. Como para compartir. Qué lindo comer en compañía. Bien de argentinos. Recurrir a la unión, la amistad, la familia, y la comida para tapar baches de nuestra vida cotidiana y eterna. Pablo “Poroto” Yáñez, empresario del rubro fumigaciones y cocinero de alma, dispone de un bodegón a puertas cerradas.” Il Gasho”. Un quincho tan peculiar como místico. Solo debes lograr su aceptación en su red social e insistir por una silla en ese  sitio de privilegios. Vienen con panceta, jamón, huevo, tomate y queso. Las acompaña con papas cuña. Sugiero que vayan sin merendar. Y las pidan con solo un pan. Al plato, solamente el pan de abajo. Seguramente compartirán la única  mesada con selectos extraños. Con música elegida por el mismo chef. Se sentirán como en su casa o como en el cielo. Pidan limonada con jengibre y menta. Prepárense para el final. El cocinero como todo artista culinario es generoso, seguramente les invitará un gin de la casa,  como digestivo. Acepten. Respiren. Amén.

Lugar recomendado: El Club de Laburguesa  

Plato: Hamburguesa Clásica 

Por Nico Cortes para InformateSalta