Entra por todos los sentidos. Comienzan a sonar tambores en el estómago. Y una vez instalada en la mente es imposible detenerse. Se me ocurre una hamburguesa. En pan o al plato. Carne molida, huevos, perejil, ajo, indispensables.
historias de cocina
Nicolás Cortés es nuestro especialista en gastronomía y en base a su conocimiento, elaboró un Top Five en 4 categorías: Cafés, Bares, Restaurantes y Bodegones.
En la mesa no había nada más que harina de trigo. Como si no haría falta otra cosa. De la nada aparecía un poco de agua, unos huevos de granja, con el centro más rojo que amarillo, como sol de Tartagal. Algo de sal, oliva y mágicamente un bollo de masa que empieza a rodar y vivir con latido propio.
Para algunos, el primer puesto se lo lleva la tradicional e histórica milanesa a caballo con papas fritas. Su compañía fiel e indiscutible, las papas fritas a su alrededor. Imperdibles.
Sentía cansancio en el dedo índice pero mucho más en el pulgar. Era niño, suponía que sería como jugar con el trompo. Mientras tanto mi madre no dejaba de simbar. Docenas, centenas de empanadas marchaban por la cocina, por el patio hasta reposar en el horno de barro.
Levantaba la bolsa de arpillera y quedaba la mesada llena de tierra húmeda. Las protagonistas del plato parecían venir de días de carnaval, llenas de suelo y almidón. Quien mejor que la papa para estar entre sartenes y ollas.