El sufrimiento de un niño con autismo: una restricción no le permite ir todos los días a la escuela
La mamá del nene de 4 años contó a InformateSalta que la sala maternal “Bichito de Luz” de Vaqueros solo acepta al pequeño tres veces por semana y durante dos horas. Radicó una denuncia por discriminación ante el INADI.
“Mamá, por favor, quiero ir a la escuela,” el ruego de un niño de 4 años con autismo leve que motivó a Alicia Guzmán, su mamá, a hacer públicas las complicaciones que atraviesa para poder cumplirle su deseo. El pequeño asiste desde el 6 de abril pasado a la sala maternal “Bichito de luz” de Vaqueros pero solo le permiten hacerlo tres veces a la semana y en horario restringido.
La mujer, contó a InformateSalta, que su hijo fue diagnosticado en el mes de marzo de este año, en aquel momento ella había elegido una escuela para que curse el pre jardín, sin embargo una primera discriminación, la obligó a sacarlo de la institución y buscar otra.
“Acepté ir a este jardín porque pensé que iba a estar contenido porque las maestras siempre tienen un ayudante en los CPI. Cuando estaba en la otra escuela, yo me fui directamente a Nivel Inicial, hablé con una supervisora y ella me consiguió el lugar,” dijo.
Pero una vez que el niño empezó ir a clases, se dio con que solo puede hacerlo los lunes, miércoles y viernes de 14 a 16. “Lo tomé como periodo de adaptación, que es para todos los niños en realidad y después pedí reuniones con el supervisor, con el equipo del jardincito y me dijeron que es una regla que tienen ellos de que los niños con discapacidad estén restringidos a ese horario por el hecho de que pueden cansarse, a un modo de protegerlos pero en realidad a mí no me parece,” indicó.
Alicia aseguró que la sala maternal cuenta con un equipo integrado por una psicóloga, la que no lo evaluó y ni siquiera conoce al pequeño. “La directora quiere si o si una maestra integradora, yo estoy haciendo todos los papeles para que me la den, pero eso demora muchísimo y mientras tanto mi hijo me implora ir a la escuela,” expresó.
El nene ve que su hermana va a la escuela y él también quiere hacerlo todos los días, sin embargo su discapacidad no se lo permite. “Él puede ir, controla esfínteres, no se comunica a la perfección pero justamente lo que ellos tienen que hacer es tratar que se integre. No veo nada de inclusión en la escuela,” cuestionó.
Como madre, su dolor es ver que al niño le encanta ir a clases pero esta restricción no se lo permite dos días a la semana. “El primer día que fue lo tuve que sacar a rastras, hizo una crisis, se tiró al piso, no quería salir por nada del mundo del jardín. Yo ese día me desmoroné porque no podía creer lo mucho que le había gustado y lo feo que lo habían sacado porque podrían haber contemplado que se quede una horita más, no les costaba nada. Otro día había una fiestita y él quería quedarse, lo tuve que sacar también. No contemplan nada,” manifestó.
El nene se deja abrazar, da besos y no tiene sensibilidad a los ruidos, solo tiene un problema en la comunicación. “Por ahí uno le pregunta cosas y el hace repite lo que uno le pregunta. Eso es lo que le falta, que uno lo puede ir trabajando con los terapeutas pero la escuela no me brindó nada de ayuda en ese sentido,” explicó.
Por todo lo expuesto, hizo una denuncia en el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) y el próximo jueves 25 de julio tendrá una audiencia de mediación con la escuela. Pese a ello, Alicia quiso contar su historia y sentar un precedente para ningún otro niño deba pasar por lo mismo.