Un salteño en Nueva Zelanda: ¿Cómo son los preparativos para dar el gran salto?
A través de InformateSalta, Carlos Caro cuenta cómo fueron las planificaciones previas que le permitieron llegar al otro lado del mundo para trabajar y perfeccionar su inglés. ¿Cómo conseguir la visa, cuánto se gana, cómo es vivir tan lejos?
Emigrar es animarse a hacer un cambio radical. Dejar los afectos, aventurarse a un mundo nuevo que plantea diferencias culturales, religiosas, étnicas, idiomáticas. Más allá de las personas que eligen la opción de buscar nuevos horizontes, la pandemia y la crisis avivaron los deseos de muchos argentinos en emigrar hacia otros países.
En este caso, desde InformateSalta viajamos virtualmente hasta Auckland, Nueva Zelanda, lugar donde se encuentra Carlos Caro, un salteño que hace un año y medio decidió probar suerte en un destino que le permitiera perfeccionar su inglés.
Desde el aeropuerto de Auckland y recién llegado de la Isla Sur, Carlos conecta con nuestra redacción, sin usar barbijo y mostrando a la cámara que en el otro lado del mundo la vida parecería haber vuelto a la normalidad luego de la pandemia.
“Hubo un momento en el que toda Nueva Zelanda se empezó a contagiar pero las medidas que tomaron, sumado a que la gente apoyó esas medidas hizo que la curva disminuyera hasta librarnos de contagios y hoy la verdad en todo Nueva Zelanda la gente puede andar como si nada, hay boliches, bares, es una vida normal”, cuenta.
Según recuerda Carlos, el mes de abril fue crucial, ya que recrudecieron a rajatabla las medidas y el estado otorgó subsidios para sobrellevar esa cuarentena estricta.
Vivir afuera, más allá de la pandemia
Las principales intenciones de Carlos eran perfeccionar su inglés y conocer otra cultura. Por ello inició sus trámites y logró acceder al programa Working Holiday, que otorga una visa de trabajo que permite extender la estadía en el exterior sin tener problemas.
“Migrar fue algo nuevo para mí: me costó, tuve altibajos, ganas de volver, me costó estar solo pero me adapte rápidamente”
En este punto, el joven salteño indica que para acceder a la visa, la tramitó desde nuestro país, a través de una agencia de estudios que lo asesoró y ayudó gratuitamente. “Todo se hace online”, explica.
Actualmente, Carlos trabaja en un restorán céntrico en Auckland. De la ciudad resalta la seguridad que hay, la vida cosmopolita que le permite en contacto con gente de todo el mundo y sus paisajes y parques verdes.
En materia de números, el salteño nos indica que en Nueva Zelanda los salarios se liquidan semanalmente. La hora está fijada en un promedio de 18.90 dólares, por lo que se puede calcular que en una semana se ganan 700 dólares. De esa ganancia semanal, destina 200 USD para alquilar el departamento que comparte con un compañero.
Para finalizar, Carlos reconoce que lo más difícil es acostumbrarse a no tener a los afectos cerca: “Extraño mucho, esa es la verdad”, confiesa, pero añade que sus ganas de conocer otro país y de vivir esta experiencia inédita lo impulsan a seguir adelante.