Juicio a médicos por mala praxis: "Mi bebé estaba en una camilla, lo toqué y no se movía"
Será este jueves cuando se conozca la sentencia por el juicio contra cinco médicos del hospital público “Joaquín Castellanos” de General Güemes, acusados de mala praxis por la muerte de un bebé en 2015.
Cabe recordar que los imputados son un anestesista y un obstetra, acusados de abandono de persona con grave daño en la salud e incumplimiento de los deberes de funcionario público, en concurso real; también un médico que, en junio de 2015, era gerente de Atención a las Personas; sumándose el jefe de Guardia y quien era el gerente general, juzgados por incumplimiento de deberes de funcionario público.
En la víspera del veredicto, Marta Braga, la madre del pequeño fallecido, habló en el programa Central Policial por CNN Salta -94.7 MHZ- donde recordó lo ocurrido, señalando primeramente que ella concurrió junto a su marido a la guardia del nosocomio porque tenía contracciones, estando en las semana 38 del embarazado.
La enfermera que la atendió le dijo que su presión estaba alta, y los latidos del corazón del bebé, bajos. “Decidieron hacerme cesárea pero me trasladaron a Salta Capital porque no había anestesista en el hospital. En el viaje la panza se puso dura como una piedra, y cuando llegué al Materno, me revisaron, y me dijeron que no sentían los latidos del bebé. Me hicieron una ecografía y me avisaron que había muerto”, recordó.
A esto señaló que “me costó seis meses recuperarme para enfrentar a la Justicia. Por cada marcha que organicé para conocer el estado de mi denuncia logré que imputen a un médico”. Fue cuando ella y su marido decidieron denunciar al personal que la revisó en Güemes porque entendieron que hubo malas atenciones desde el primer momento, y porque además la obstetra les había asegurado que estaba todo bien con el bebé.
Por su parte, Carlos Argañaráz, marido de Marta, también relató el momento desgarrador que pasaron: dijo que al internarla a su esposa, le pidieron que compre algodón y apósitos post parto porque en el hospital no había. Cuando volvió, le avisaron que derivaban a su esposa a la capital porque no había anestesista. En el Materno Infantil le dieron la peor noticia y de la forma más triste.
“Me hicieron pasar a un pasillo para que lo conozca. Mi bebé estaba en una camilla, tapado a medio cuerpo. Lo toqué y no se movía. Cuando le pregunté a la enfermera qué pasaba, dijo ´No sabe nada, no sabe nada´, y me hizo salir. Luego un médico me dijo que Lucas había nacido sin vida”, finalizó.