El "modus operandi" de Rangeón para captar a sus víctimas
Los hechos, según fuentes judiciales, se consumaron “mediando violencia física y económica por parte del acusado, atentando de esta manera contra el derecho de la víctima a preservar su incolumidad sexual”. En ese marco, se destacaron lesiones como la fractura de dedos de la mano y en la mandíbula.
La justicia resaltó el relató de la víctima, quien develó que las noches de Rangeón comenzaban con gran generosidad, pues llevaba a las chicas a distintos boliches y, por sus influencias, siempre iban al sector Vip, donde él mismo se hacía cargo de las mejores bebidas y la consumición.
Con el correr de las horas, sin embargo, la careta se hacía a un lado y aparecía una “persona adicta a las sustancias prohibidas (pastillas) como así a las bebidas alcohólicas”, pues en “reiteradas veces le exigió a Sabrina que capte a otras mujeres y la mandaba a dejar la tarjeta personal del acusado”.
La modalidad consistía en “invitarlas a la escuela de modelaje, para luego invitarlas a salir, para llevarlas a tomar alcohol”, una trampa que se repetía, al menos en el relato de tres de las víctimas, quienes dijeron haber conocido al productor y que después de compartir un trago con el mismo se despertaban desnuda y en la cama de Rangeón.
Barrio El Huaico
Siempre “luego de salir con el acusado”, las chicas aparecían todas drogadas y golpeadas”. Idéntica situación fue denunciada por Pamela Janet Plaza, por lo cual Rangeón también es llevado a juicio por el delito de abuso sexual con acceso carnal.
La joven, que se destacaba del resto de aspirantes a modelos, cayó en la misma trama tras confiarle a su jefe que tenía problemas de vivienda, pues no tenía donde alquilar. La oportunidad fue propicia y Rangeón la llevó a su otra propiedad, en el barrio El Huaico, con la promesa de que lo alquilaría.
Allí, sin embargo, primero intentó seducirla con algunos tragos fuertes, pero como fue rechazado recurrió a la violencia. “La tiró en la cama y la tomó por la fuerza, rompiéndole las prendas de vestir a la denunciante”, para violarla y luego intentar que le practique sexo oral, jactándose de su supuesta gran virilidad.
Como en el caso de Gérez, también hubo violencia física y también económica, pues la joven, confiada en su jefe, le había entregado 60 mil pesos a modo de adelanto por el alquiler, pero Rangeón nunca se los devolvió y utilizaba la promesa de que lo haría, para mantenerla a su merced, razón por la cual el productor de modas tendrá que responder también por el delito de estafa.
Una tercera víctima, Camila Figueroa Ritzer, denunció la misma modalidad por parte de Rangeón. En este caso, lo conoció en un boliche, Hakuna, donde el acusado la hizo subir al sector Vip, le invitó un trago y al otro día, amaneció desnuda en la cama del acusado.
Cuando se despertó, tenía “el rostro golpeado y las piernas lastimadas y un fuerte dolor en su zona vaginal”. Cuando recobró el conocimiento, empezó a sonar su teléfono celular, siendo el que llamaba el mismo Rangeón, quien le dijo que tenía una filmación, en la cual resaltaba como gritaba la misma en una noche alocada de sexo y alcohol.
Por ello, Rangeón, por tercera vez, deberá responder por el delito de abuso sexual con acceso carnal”, pues se habría valido de una droga para así someter sexualmente a la joven, quien le fue presentada como una potencial modelo, pero terminó totalmente denigrada.