Abuela reclamó a su marido por una trasnochada y sufrió una paliza
Con casi 60 años, don Ramón protagonizó un arrebato con gritos y golpes que derivó en un proceso penal de más de dos años, ahora resuelto con un compromiso de buena conducta y otras obligaciones que contaron con la bendición de su mujer.
Tras casi 40 años de casados, el 3 de marzo de 2019, en el barrio Islas Malvinas de Chicoana, don Ramón se olvidó de que ese día a la noche debía regresar temprano a casa, pues tenía que cuidar a su nieto. El recado se lo había dado su mujer, quien fue bastante insistente en que no vaya a llegar tarde.
Y no lo dijo por nada sino porque después de tanto años, ya le conoce las vueltas a su marido, quien esa noche, como si hubiese sido una premonición, no sólo llegó tarde, sino que directamente no volvió a casa, al menos, hasta que amaneció.
Al otro día, su mujer no demoró en descargar su batería de reclamos y lo despertó a los gritos. “¿Por qué anoche llegaste tarde, sabías bien que yo tenía que ir a la comisaría a firmar un certificado y vos cuidar de nuestro nieto?”, le recriminó.
“A mí no me digas nada, a nadie le interesa la hora que yo vengo”, se defendió don Ramón, quien creyó que con esa respuesta terminaba toda la disputa, pero no fue así, pues la abuela descargó una larga lista de reclamos que, por supuesto, incluyeron acusaciones de infidelidad con nombre y apellido.
Iracundo, el abuelo se quedó sin respuestas para retrucarle a su mujer, así que acudió a la violencia. Fue entonces cuando lanzó el primer golpe, el cual impactó en el rostro de su pareja, cuyos gritos de dolor despertaron al resto de la familia.
Una de ella fue una hija menor, quien no dudó un instante e intervino para rescatar a su madre del ataque de su padre, quien completó el episodio de violencia con amenazas de muerte, lo que motivó otra intervención de la adolescente, la que no anduvo con vueltas y le pidió al belicoso abuelo a que se vaya de casa.
Proceso penal
Aún con la resaca de la noche de juerga, don ramón obedeció y se marchó. Claro que luego fue detenido y terminó en la comisaría del pueblo, pues el episodio derivó en una denuncia que activó un proceso penal que demandó dos años de trámites en la Fiscalía de El Carril.
Hace unos días, y a pesar de que don Ramón se arrepintió, pidió perdón y su mujer lo admitió nuevamente en casa, la jueza Norma Vera, de la Sala IV del Tribunal de Juicio cumplió con los pasos legales del caso, el que esta vez se resolvió a través de un proceso abreviado.
En el mismo, tanto la fiscal Gabriela Dávalos como el defensor de don Gumersindo e incluso doña Pastora, estuvieron presentes. En ese acto, la jueza repasó el hecho sucedido, el que fue reconocido por el abuelo acusado, quien evidenció claras muestras de arrepentimiento.
Las partes entonces expresaron su acuerdo en una pena de 8 meses de prisión condicional para el abuelo, con un compromiso de buena conducta de 2 años, lo que fue expresamente aceptado por el abuelo, mientras doña Pastora dio su bendición a la condena, momento en que resaltó los casi 40 años que llevan juntos.
Con estas previsiones, la magistrada bajó el martillo y dio por cerrado el caso, del cual, la pareja de abuelos no terminó de entender lo suficiente, aunque se conformaron en salir juntos y regresar a su vida en el pueblo que los vio crecer.