Con 21 años engañó a una nena de 13, la violó y la obligó a grabar un video
El acusado es un albañil que vino de Salvador Mazza y se instaló en el barrio 15 de septiembre. Decía que tenía amigos matones y que siempre andaban armados, pero todo era escenografía para obnubilar a la menor, hechor por el que pasará tres años preso.
El caso, resuelto a través de un juicio abreviado, presenta aristas aberrantes sobre el accionar de esta clase de delincuentes sexuales, quienes suelen valerse de todo tipo de artilugio para lograr su cometido, siendo siempre las víctimas, jovencitas menores de edad.
Ayer, desde el Poder Judicial se informó que el acusado, ahora de 22 años, fue condenado a tres años de prisión efectiva por los delitos de estupro y seis casos de desobediencia judicial, fallo dispuesto por la jueza Victoria Montoya, de la Sala II del Tribunal de Juicio.
La condena, acordada por el fiscal Federico Obeid, quien llevó adelante el caso y la defensa de Hugo Fernando Rodríguez, fue aceptada por la asesora de menores e incapaces y también por la madre de la menor abusada, quien fue la primera en denunciar el hecho.
Más allá de los detalles técnicos del fallo, InformateSalta pudo saber que el accionar de Rodríguez no fue casual ni esporádico, sino que respondió a una estrategia de seducción, arma con la cual se abrió paso para lograr el abuso sexual de la niña.
Detalles escalofriantes de la causa
De acuerdo a la denuncia de la madre, como así también el relato brindado por la menor, todo comenzó poco antes de que se declare la pandemia COVID-10, cuando la menor, de 13 años, fue a visitar a una hermana en el barrio Juan Manuel de Rosas, en la zona norte de la ciudad.
Allí, la joven conoció a Rodríguez, quien realizaba tareas de albañil junto a un hermano mayor, quien levantaba la construcción de su casa en un terreno colindante. En esa ocasión, el acusado presumía sus dotes de constructor, aunque se hacía el indiferente, cuando la menor lo miraba trabajar.
Tanto fue así que fue la víctima quien se animó a hablarlo, iniciándose así una relación de amistad que no tardó mucho en pasar esos límites, sin que la madre supiera nada al respecto, como ser las visitas que Rodríguez hacía en la casa de la menor, en el barrio 15 de Septiembre.
Iba en una motocicleta
Lo hacía en una motocicleta de bajas cilindradas, en la cual solía llevar a la niña a dar un paseo, siempre hacia la zona del río, ya sea Wierna o Mojotoro, lugares que conocía a la perfección, pues sabía los caminos que debía tomar para llegar a lugares ocultos de esos lugares.
Por varios meses, Rodríguez se las ingenió para ir a buscar a la menor, o bien, esperarla cuando regresaba de la escuela, para llevarla a dar un paseo, el que solía terminar siempre en la ribera de uno u otro río, con besos y caricias que, poco a poco, se extendieron a las partes íntimas de la joven.
Como no tenía su propio teléfono, la menor le dio a Rodríguez el número de su madre, quien, al comenzar a leer los mensajes del tal Fernando, preguntó quién era el sujeto que la mensajeaba y si se trataba de un novio, a lo que su hija le dijo que era solo un amigo.
Ya sobre aviso de este extraño, la madre comenzó a estar más atenta y así fue como, un día, atendió el teléfono y se dio con la voz de un hombre grande, quien, ante sus interrogantes, aseguró ser sólo un amigo de su hija y que no había más nada que eso.
“¡Qué amigo, que te pasa si mi hija tiene solo 13 años!”, le respondió la madre, tras lo cual el Don Juan cortó. En el acto, la progenitora remarcó el número para entablar un diálogo con el sujeto, pero nadie le contestó y en seguida, Rodríguez la bloqueó.
Esta situación, llevó a la mujer a radicar la denuncia el 18 de marzo del 2021, en la que sumó otros datos que pudo establecer a partir de una investigación que ella misma llevó adelante a fin de averiguar quién era el hombre que llamo, cuya voz no era la de un adolescente, sino de una persona adulta.