La jueza que condenó a una femicida le escribió una carta a los hijos de la víctima
“Mi nombre es Mónica y soy la jueza que tuvo que conocer y decidir en el juicio que se hizo en contra de Julio César Calisaya por el homicidio de su madre, Lorena Beatriz Vique”, escribió la jueza Mónica Faber, quien le escribió una carta a los hijos de la mujer que fue asesinada el 8 de julio de año pasado. Tras dictaminarse la condena al femicida ella les dejó unas sentidas palabras.
Hace unos días Julio César Calisaya fue condenado a prisión perpetua por el femicidio, sin embargo dijo unas últimas palabras antes de conocer la sentencia en las que solamente se limitó a pedir perdón por haberle quitado a dos jóvenes y una niña a su mamá.
Durante el juicio, escuché muchas personas que hablaron muy bien de su mamá, dijeron que era muy querida por todos en su trabajo, que fue una alumna dedicada en la escuela, que era una buena compañera. Dijeron que siempre pensaba en ustedes y que le hubiera gustado hacer un viaje en crucero alguna vez. Sé que tuvo muchos obstáculos en su vida pero logró grandes cosas.
Lamento profundamente lo que pasó. Posiblemente, les lleve toda la vida entenderlo y quizás, aun así, nunca lo puedan comprender del todo.
Espero que, pidiendo toda la ayuda que necesiten y cuando lo necesiten, puedan seguir adelante, recordando lo lindo del amor familiar que recibieron cuando ella estaba. Deseo que puedan darse cuenta que la gente que uno ama y que nos amó nunca se va del todo.
Espero que, pidiendo toda la ayuda que necesiten y cuando lo necesiten, puedan seguir adelante, recordando lo lindo del amor familiar que recibieron cuando ella estaba. Deseo que puedan darse cuenta que la gente que uno ama y que nos amó nunca se va del todo.
También les cuento que S. estuvo en representación de ustedes durante estos días y escuchó con mucha fortaleza todos los testimonios. Debe haber sido muy difícil para él, pero estoy segura que lo hizo para cuidarlos y para defender la memoria de su mamá.
Respecto de Julio, les quiero contar que lo escuché pedir perdón por lo que hizo. Dijo llorando desconsoladamente que eran de corazón, que nunca quiso hacerles daño a ustedes, a su mamá y a su abuela. Sabe que nada va a ser igual y se mostró arrepentido.
Se los cuento y se los escribo porque, como Albus Dumbledore le dijo a Harry Potter, “en mí no tan humilde opinión, las palabras son nuestra más inagotable fuente de magia, capaces de infringir daño y de remediarlo”.
Espero que puedan seguir adelante y, si alguna vez, necesitan o quieren perdonar, puedan permitírselo.
Les mando un abrazo.
El caso
El 8 de julio pasado, Lorena llegó junto a su marido Julio a una plaza en inmediaciones de la costanera de Vaqueros, y tras una discusión él la atacó con un cuchillo, la hirió hasta darle muerte.
En la zona había una pareja que al escuchar sus gritos de auxilio intentaron ayudarla, fueron y vieron que el imputado estaba encima de la mujer y tenía un cuchillo en la mano. Era blanco y, por sus características, lo relacionó con los que se usan en las carnicerías.
Precisó que la víctima estaba boca arriba y que el acusado le asestaba puñaladas en el estómago. La mujer le decía al acusado que la suelte y pedía ayuda. La joven indicó que, en un momento, el acusado también le pasó el cuchillo por la garganta.
Consultada acerca de la distancia a la que se encontraban, la testigo indicó que estaban muy cerca. Ellos le pedían al agresor que la dejara y entonces él les advirtió que no se metieran porque si no los iba a matar. No obstante, su compañero tomó una piedra y se la lanzó a Calisaya. Le dio en el hombro pero no detuvo la agresión. Ante esto corrieron a la ruta a pedir ayuda. Hicieron parar un auto y les contaron a los ocupantes lo que acababan de presenciar.
A pesar de que la llevaron de urgencia al hospital, por la gravedad de sus heridas no resistió y falleció.