“No tiene nada, ni cama”, dice la familia de Sergio Vargas tras ser absuelto del caso Salas
En medio de las novedades por el caso de Jimena Salas, la familia de Sergio Vargas, quien fuera absuelto en el juicio donde se lo juzgó como partícipe secundario en el crimen ocurrido el 27 de enero del 2017 en Vaqueros, se manifestó para contar que ellos desconfían de la Justicia, no por las investigaciones sino por todo lo que él pasó, aseverando que lo que vivió durante sus años de encierro le arruinaron la vida.
Así lo dijo Verónica, hermana de Sergio Vargas, quien estuvo hablando con FM Aries. “Nos sorprende escuchar todo lo que salió ahora, pero sinceramente todo lo que hemos vivido con el caso de mi hermano, lo que le hicieron a él y a mi familia, tenemos pruebas para descreer de la Justicia”, manifestó primeramente.
Dicho esto señaló que en los años que Sergio permaneció detenido, escucharon muchas mentiras que hicieron “a cara de perro”, como así que lo tuvieron en malas condiciones de encierro. En este punto enfatizó que al momento de su detención comunicaron que habían atrapado al sicario que había terminado con la vida de Salas. “A las 2 semanas y por falta de pruebas le cambian la carátula, lo cambian a supuesto campana, ahí empezó el circo con mi hermano”, recriminó.
Asimismo Verónica hizo énfasis en cómo todo lo que tuvo que transitar Sergio, como las acusaciones por las que luego fue absuelto, le cambiaron la vida. “Perdió a su familia, en el sentido que mi cuñada quien siempre estuvo ahí con los niños, conoció a otra persona y formó familia con otra persona”, contó una de las consecuencias.
También dijo que su hermano “tiene que ir agachando la cabeza”, puesto que vive en la misma cada de su madre con otros tíos. “Ahí está mi hermano, en la misma pieza de mi mamá, los fines de semana nada más puede ver a los chicos”, contó la mujer quien sumó que el cambio más grande son las complicaciones que tiene para conseguir trabajo.
“Consiguió un trabajo en blanco pero, como le sigue saltando la causa, no lo pueden tomar, entonces agarra changuitas donde le pagan 2 pesos, se va para Pichanal o para lugar del interior donde es más sacrificado pero puede conseguir unos pesos más”, subrayó la mujer quien no se olvidó de su mamá: “Lo que sufrió, estuvo dos años en un calvario, salir llorando del penal… fue tremendo”.
“Yo le digo que vamos, que hagamos bulla, no puede ser que haya perdido todo, no tiene nada, no tiene ni cama, todo lo que gana se lo pasa a los chicos”