Burlando en el juicio por el crimen de Báez Sosa: “Fernando fue fusilado a golpes”
En el comienzo de su alegato, donde Fernando Burlando, abogado de la familia Báez Sosa avisó que habían reducido las imágenes, explicó: “Adelanto que adherimos al contenido de la alegación del Ministerio Público Fiscal en el aspecto formal y su contenido y, obviamente, lo que no se contraponga lo que a partir de este momento vamos a manifestar”.
“Matar les dio hambre. La imagen de Fernando Báez Sosa de rodillas, pidiendo clemencia. Esa es la imagen que para esta representación justifica ni mas ni menos el pedido de prisión perpetua para los acusados”, dijo el particular damnificado.
Con conceptos contundentes y duros calificativos, Fernando Burlando siguió su alegato en el juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa con un concepto que atravesó el debate: “Lo que hubo fue un asesinato planeado, una acción criminal coordinada, un asesinato en el peor de los estados que puede tener un ser humano, que es el estado de indefensión; y además practicado de una manera alevosa”.
Y siguió: “Además se dieron el gusto de acusar a un inocente. Fernando Báez Sosa pidió clemencia y no se la dieron. Basta ver y oír la evidencia para entender que pidió compasión y no se la dieron. Lejos de eso, siguieron pegándole. Buscaron la muerte con golpes que fueron disparos de armas: cada golpe era un disparo, cada patada un tiro. Fue fusilado a golpes y a patadas”.
El abogado explicó que habló sobre la motivación de ataque frente al local bailable Le Brique. “Todo ese ensañamiento tuvo como foja cero un simple y accidental empujón en un lugar donde era imposible caminar. En este contexto, Fernando había ofendido al líder de la manada: Máximo Thomsen, al que los demás acompañaban de manera proactiva”.
Y dedicó su tiempo para hablar de Thomsen: “A la luz de las pruebas obtenidas, anunció el desenlace con el gesto del dedo pasándoselo de izquierda a derecha. Donde esta amenaza de muerte luego se constata”, dijo en referencia a un video que se analizó durante una de las jornadas técnicas del debate.
Durante el alegato de Fernando Burlando, a los padres de los imputados se los ve incómodos. Héctor Benicelli, papá de Matías, mira el techo; Marcos Pertossi, padre de Lucas, posa la mirada en el suelo; mientras que la madre de Máximo Thomsen revisa el celular. Mauro Rubén Pertossi, papá de Ciro y Luciano, y su mujer María Elena Cinalli; apoyan el mentón y los brazos en el respaldo del banco de adelante, con los ojos enfocados en el piso.
En su alegato, el abogado de los padres de Fernando Báez Sosa dijo que “hubo voluntad de matar y por eso mataron”. Y siguió: “Tendieron un verdadero cerco humano para actuar sobre seguro y tener la certeza de que su víctima no iba a poder contar con la ayuda que sus amigos quisieron ofrecerle, pero nadie pudo sortear ese cerco”.
Entonces, Burlando habló particularmente de cuatro de los rugbiers y sus roles. “La orden la impartió Ayrton Viollaz, dijo: ‘Es ahora’. No es algo menor dar una orden que provoca una muerte. Enzo Comelli y Ciro Pertossi avanzaron al objetivo y Máximo Thomsen hizo lo suyo. El resto de los verdugos cumplía su rol en el crimen: todos pegándole, todos matándolo, todos asesinándolo”.
El abogado continuó con su exposición remarcando el ataque por “la espalda, aprovechando su indefensión y sin riesgo para la manada”. Y fue literal: “Ni el peor de los cobardes haría algo así, estoy seguro y convencido. Accionaron un mecanismo que conocían y tenían aceitado. No improvisaron ni un solo movimiento: ya conocían el protocolo del manual de ‘Los demoledores’”. Lo dijo en referencia a cómo accionaban los rugbiers antes del crimen, según contaron testigos que sufrieron sus ataques en Zárate, de donde son oriundos, o los presenciaron.
Para hilvanar el relato, Burlando prosiguió: “Fernando cayó de rodillas, mientras se turnaban para darle un golpe, con la vida escapando en cada uno de ellos. Ciro Pertossi no tuvo que esforzarse en dar esa última patada porque Fernando ya era un cuerpo sin vida. Luego, vinieron los festejos. La organización de una reunión con flores, vino y marihuana”.
Y, entonces, el abogado se dirigió a los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Dolores que decidirá el futuro de los imputados: “Tras semejante acto salvaje no solo huyeron de la escena del crimen, sino que intentaron disfrazar el hecho con maniobras y acusaron a una persona que, sin tener nada en común con ellos, tuvo que padecer horas de angustia hasta que pudo esclarecerse su situación procesal”.
En relación a Pablo Ventura, el remero falsamente acusado, Burlando continuó: “¿Quién pagará por esas horas de angustia del joven Ventura y su familia?”.
Y redondeó: “Uno se pregunta por qué mataron: mataron por matar. Realmente es inexplicable. No les importó a quien. Su plan fue llevárselo de trofeo. La coordinación sincronizada de acciones les permitió construir una muralla infranqueable”. “Esta voraz carnicería se extendió por 50 segundos aproximadamente, ese fue el tiempo que les demandó a los asesinos matar a golpes a Fernando”, lanzó Burlando y habló de “saña”.
Los dichos del abogado fueron durante la exposición en cuatro episodios de cómo se cometió el crimen en base a la prueba que se produjo durante el debate. Así, para el particular damnificado, el primer capítulo fue en el interior del boliche, con la “seña de degüello realizada por Thomsen, derivada de un incidente menor”. Burlando luego explicó que esa indicación quiso decir: “Estás muerto”.
El segundo episodio, para el abogado, fue el presunto plan para el ataque, y cronometró los pasos hacia el crimen. Dijo que “Thomsen cruza, se lo ve furioso”, que Lucas Pertossi constató “si la zona estaba liberada” y que el “acuerdo previo se inició en la vereda de Le Brique”.
También detalló la mecánica del ataque en el capítulo 3. “Los acusados actuaron como un bloque. La coordinación facilitó el resultado: la consumación del plan homicida”, resaltó el letrado. Y, en el cuarto episodio, se dedicó a cómo escaparon los acusados: “Abandonaron la escena del crimen para empezar a aparecer en las cámaras”, dijo y se refirió al mensaje: “Caducó”. Y a lo que hicieron los imputados tras el crimen mientras a Fernando intentaban reanimarlo y, luego, lo declaraban muerto.