El efecto de la suba de la carne que preocupa al Gobierno
La suba en los precios de la carne, que en el caso de los principales cortes roza el 20%, mete presión sobre el costo de vida de enero pero sobre todo en el de febrero, advierten especialistas.
Además, según un trabajo de la Fundación Mediterránea, esas variaciones llevaron a que la carne se vuelva más cara que en Brasil, aunque sigue siendo más accesible que en Chile y Uruguay.
El relevamiento realizado en la tercera semana de enero de 2023 reveló que el precio promedio de una canasta de 8 cortes de calidad media/alta en la Argentina era de $1.780 por kilo, un precio promedio 11,4% más bajo que Brasil.
Sin embargo, en el relevamiento realizado en la primera semana de febrero, este precio había aumentado a $2.267 por kilogramo, representando un alza del 27,3%, un precio promedio 11,4% más alto que Brasil.
El reporte indicó que "se realizó un chequeo de los precios en Brasil durante la primera semana de febrero, para prevenir que también en aquel país también hayan aumentado los precios, pero ese no fue el caso observándose valores estables".
En la comparación entre Uruguay y Argentina, basada en precios de organismos públicos/instituciones mixtas, se incluyen 12 cortes de carne bovina nivel consumidor final (los mismos para ambos países).
En diciembre de 2022, el precio medio de esta canasta de cortes era de US$ 9,06 el kilo en Uruguay y de US$ 6,69 el kilo en Argentina, un 26% más barata.
"Esta brecha es alta en relación a la observada a inicios del 2022, cuando sólo era del 3% a favor de Argentina", consignó la Fundación Mediterránea.
En el caso comparativo entre Chile y Argentina se incluyeron 13 cortes de carne (similares para ambos países) y se observó que, en diciembre de 2022, el precio medio de esta canasta en el país trasandino era de US$ 11,98, mientras que en Argentina de US$ 7,89.
Según el trabajo, no está claro si el ajuste de precios de hacienda y carne va a continuar en el país en próximas semanas, dado que depende de la respuesta del consumidor frente a los nuevos valores, de cómo éste acomoda su decisión de consumo frente a un producto que ahora se ha hecho más caro en términos relativos, y de cómo responde la exportación frente a un negocio que ve reducido sus márgenes.
También será clave cómo se adapten los productores de hacienda al nuevo escenario, uno de precios más altos y un clima que empieza a normalizarse.