Justicia12/05/2023

La acusada de asesinar a Rosa Sulca atribuyó el crimen a su exnovio sobreseído

En el primer día de audiencia del juicio por el asesinato de la maestra Rosa Sulca, la acusada por homicidio agravado, S., quien ahora tiene 20 años, pero que era una adolescente al momento de los hechos, atribuyó la autoría material del crimen a su exnovio, Pablo Ezequiel Verón, quien ya fue sobreseído.

Una testigo y un policía aseguraron que había denuncias previas de la víctima por numerosos robos y amenazas de muerte. Vecinos señalaron a la joven y a su hermana por tales hechos.

"Voy a contar lo que me acuerdo", comenzó diciendo la joven acusada de acuerdo a lo informado por Salta12. En este sentido comentó que el 28 de abril del 2020 estaba muy drogada y alcoholizada, estuvo consumiendo con amigos en la esquina de una casa hasta que la policía les dijo que bajaran el volumen porque los vecinos se habían quejado, en ese momento se fue con tres amigos a otra casa de la cual se retiró para ir a su casa a buscar dinero para más sustancias.

La joven aseguró que llegando a su casa, se cruzó con su exnovio, Ezequiel, quien le pidió dinero para drogas y al responderle que no tenía, le pidió que lo acompañara a robar.

"Fuimos a la casa de la maestra. No recuerdo cómo entramos", dijo S. Una vez ahí, detalló que se escondieron debajo de la mesa, Sulca se levantó y salió de la casa. "Ezequiel me dijo que cierre la puerta", afirmó. 

Entonces la maestra quedó en el exterior de la vivienda mientras le sustraían sus pertenencias. "Ezequiel me dijo que saque todo", refirió la joven. Detalló que tomó dinero, un celular y pastillas. Cuando ya tenían todo lo que fueron a buscar, la joven dijo que abrió la puerta y Sulca estaba frente suyo. "Me dijo, qué hacía en su casa, que le devuelva las cosas", relató. "Ezequiel la agarró de los pelos, la tiró al piso", aseguró.

S. dijo que cuando se iban de la vivienda, escucharon que la docente hizo una llamada telefónica, y afirmó que Ezequiel le indicó que volvieran porque estaba llamando a la policía. Al ingresar de nuevo, "yo le quito el teléfono y digo que era mi tía (...) que tomaba pastillas", relató.


“Estaba drogada y alcoholizada”, las palabras de la acusada del homicidio de Rosa Sulca

Aseguró que en ese momento su exnovio llevó a  Sulca a una habitación al fondo de un pasillo, la golpeó, "la tenía con un cuchillo en el cuello", y dijo que no vio si la lastimó.

"Salí corriendo a la calle", prosiguió el relato. Dijo que intentó sin éxito parar un remis, y se fue caminando hasta Villa Juanita a comprar drogas "con dinero". Ante preguntas del fiscal Leandro Flores, respondió que no recuerda si tenía el teléfono de la víctima, tampoco si tenía sangre en la ropa, en la cara y en las manos.

En ese barrio se encontró con el joven que terminó acusado por encubrimiento, Martín Oscar "Loro" Laime, con quien permaneció toda la noche.


 Intentó sin éxito parar un remis, y se fue caminando hasta Villa Juanita a comprar drogas


Al otro día, "Loro pidió una bici prestada y fuimos al domicilio de la maestra. Volví porque no me acordaba qué había pasado la noche anterior". Recordó que una vecina salió a decirle que Sulca fue a hacer unos trámites y que ya iba a volver.

Después la detuvo la policía, contó que la llevaron a declarar "drogada" a la Fiscalía y la trasladaron a un instituto de jóvenes en conflicto con la ley penal. 

El fiscal le señaló que su declaración en el juicio era incongruente con la que brindó antes durante la investigación. La joven contestó que le tenía miedo a su exnovio y por eso no dijo antes que estaba implicado en el crimen. Aseguró que Verón siempre la golpeó, que tuvo tratos inhumanos con ella y la obligaba a consumir estupefacientes con él. 

La acusada comentó que conocía a Sulca porque era maestra de su hermana, amiga de la madre y que a veces comían juntas.

El testimonio de la amiga

Declaró también una amiga de Rosa Sulca, Celia Portal, quien al día siguiente cuando advirtió que Rosa no contestaba los mensajes ni las llamadas se preocupó y pidió la intervención de la policía. Su preocupación inicial era porque Sulca tenía "esquizofrenia afectiva" y cuando no tomaba la medicación se perdía.

La policía llamó a los hospitales pero no había información. Ella decidió ir a la casa de Sulca y una vecina le relató que durante la noche escuchó como la llamaba la Policía pero nadie atendía. "Ahí me preocupé. Ella (Rosa) me comentó que había hecho varias denuncias por robo" y por eso llamó al 911, recordó.

Portal dijo que tanto ella como Sulca fueron maestras de S. en la primaria. Sostuvo que no supo si la docente tenía problemas con la joven ahora acusada, pero sí refirió que Sulca le contó que tenía "sospechas" de que sus exalumnas le entraban a robar.


"Me metí a la casa de la maestra pu.. y la iba a cagar matando"


Por otro lado, el policía Andrés Manuel Colque, de la División de Homicidios, declaró ayer que Portal le refirió en su momento que Sulca le había contado que tenía problemas "con una mujer y sus dos hijas" que le robaban.

El policía dijo que otra amiga de la víctima le contó que S. le decía tía a Sulca, y que la docente se alejó de esta chica porque le entraba a robar y una vez portaba un cuchillo. En este sentido, el dueño de un comercio le relató que Sulca le había contado que sufría muchos robos de S. y su hermana que le habían robado en ese momento una computadora, medicamentos y dinero.

Colque indicó que una vecina más dijo que Sulca le hizo escuchar un audio, enviado por S. a su teléfono y en el que la hermana menor de esta joven decía: "me metí a la casa de la maestra pu.. y la iba a cagar matando". Esta vecina también refirió que S. siempre amenazaba a Sulca y ella le contó que una vez exhibiendo un cuchillo le pedía "plata o trabajo", y le decía "no te voy a matar pero dame plata".   

Vendieron el celular para comprar droga

Colque dijo que tras averiguaciones llegaron a un joven, conocido como un "transa" de Villa Juanita, quien le cambió a S. el teléfono Samsung A 10 azul de la víctima por droga.

El policía dijo que este joven sostuvo que S. bajó de un remis blanco, le compró "una tiza", "estaba encapuchada y tenía manchas de sangre en el buzo como así también en las manos". Luego otro hombre ahí le comentó que esta chica tenía un teléfono para vender y él se lo cambió por "dos tizas" que valían $2.000.