Justicia Por: InformateSalta03/07/2023

Así se apoderó el “Chapo” de Orán de la droga del depósito judicial

La investigación data de los años 2016 y 2018. Surge a raíz de denuncias anónimas e intervenciones telefónicas, siendo el robo de cocaína del depósito del Juzgado Federal de Orán, el punto de inflexión que disparó actuaciones más firmes.

Mientras la figura de Norberto Osvaldo Inclán, ahora apodado el “chapo”, crecía en Orán a fuerza del robo de cargas de droga a otros carteles, también conocido como “mejicaneada”, en el depósito del juzgado federal de Orán, dos cabos de Gendarmería Nacional, Mario Amílcar Valenzuela y Christián Vargas, rifaron sus deberes para sacarle provecho a las largas horas como custodia de gran cantidad de paquetes de droga.

Este fue el caldo de cultivo que, años después, derivó en una organización criminal, de la cual Inclán sacó un gran provecho, ganancias que intentó camuflar con el pub y karaoke “Kairos”, su centro de operaciones y también el lugar donde hacía gala de sus lujos, como si nadie se diera cuenta de que todo provenía de la venta de droga, como sucedía en “Babilonia”, el bar del filme “Caracortada”.

En 2016, Inclán, un ex miembro de la Policía de Salta, había sido exonerado luego de quedar implicado en una causa de drogas, con un secuestro importante, de más de 60 kilos, hecho por el cual, según trascendidos, obtuvo un sobreseimiento que luego fue revocado desde Buenos Aires.

Mientras la causa por ese caso seguía su curso, a paso de tortuga, el ex policía paso a tener contacto con los cabos Valenzuela y Vargas, a quienes sumó a su staff, una movida que estuvo dirigida a un solo objetivo: apoderarse de la droga que se acumulaba en el depósito judicial de Orán.

Así fue como el 14 de diciembre, Valenzuela y Vargas participaron de un robo que no iba a pasar desapercibido, pero no porque fue descubierto casi de inmediato, sino porque a las horas de ese mismo día, en la ruta 50, a la altura de la localidad de Hipólito Yrigoyen, el cabo fue detenido junto a su pareja, Samanta Rodríguez, la misma que fue detenida el viernes pasado.

En Hipólito Yrigoyen

Ambos viajaban de norte a sur en un auto VW Fox. En el asiento trasero, llevaban a un hijo menor y un par de mochilas con 37 kilos de cocaína. “Esas mochilas no son mías”, gritaba Valenzuela, cuando lo detuvieron. Luego, declaró y desvinculó a su pareja, aunque no por mucho tiempo.

Cuando se dispuso el sobreseimiento de su pareja, trascendió que ambos estaban conectados con Inclán, quien era el que daba las instrucciones en dicha operación de tráfico, una hipótesis que, según lo informado, el otro cabo que hacía custodia esa noche, Vargas –detenido el viernes pasado- habría confirmado.

Cuando los gendarmes detuvieron a Valenzuela, advirtieron que los paquetes de droga que llevaban tenía un detalle que llamó mucho la atención. Al colocarlos en la mesa para proceder con la prueba de campo, se dieron cuenta que los ladrillos ya tenía los orificios de extracción de muestras.

Fue entonces que se percataron de que la droga ya había sido secuestrada y, por lo tanto, su procedencia no podía ser de otro lugar que algún depósito judicial de la zona, pista que los llevó hasta el juzgado de Orán, pues Valenzuela era custodia en ese edificio.

Cuando llegaron, vieron el boquete que habían realizado, tapado con una chapa metálica, claro indicio del saqueo. Con tiempo, y mientras el asunto generó un gran escándalo, todos apuntaron a Inclán, pues era conocido por sus operativos dedicados al apropiamiento de la droga ajena.

Para confirmarlo, desde el juzgado federal de Tartagal, se avanzó con una serie de escuchas telefónicas que dieron sus frutos, pues los investigadores terminaron de hilvanar todas las pistas y llegar así a identificar al resto de la organización, de la cual Inclán, era la frutilla del postre.