Abusada por su padrastro: “Se sentía un objeto para satisfacer necesidades ajenas”
Por los abusos de su padrastro, una adolescente perdió la capacidad de “imaginarse un futuro”, es parte del desgarrador informe psicológico que se dio a conocer en el juicio seguido a un hombre de 37 años, que, por más de 8 años, golpeó y violó a su hijastra.
El sujeto resultó condenado a una pena de prisión de 13 años por los delitos de abuso sexual con acceso carnal agravado por la guarda y la convivencia preexistente con una menor de dieciocho años (continuado), en perjuicio de su hijastra menor de edad.
Al respecto, la licenciada en Psicología, Viviana Beatriz Guijarro Cárdenas, dijo que se “pudo establecer que aparecen tres grandes características que definen el modo de la personalidad de la víctima”, siendo estos “la inhibición, la retracción, y la baja autoestima”.
En ese punto, detalló que “la introversión y la inhibición aparecen a nivel de los afectos y del pensamiento, lo que quiere decir que, en el transcurso de su vida, la menor no se ha sentido libre ni autorizada para manifestar lo que ella sentía, lo que ella pensaba y lo que ella necesitaba".
Sobre la adaptación, explicó que la misma exige que “uno va aceptando todas las normas y pautas que le van imponiendo en una situación de sumisión y aceptación sin ningún tipo de crítica o cuestionamiento”, lo que le llamó la atención, pues en la etapa de “adolescencia que tiene que ver con la rebeldía y el cuestionamiento a la autoridad, en ella (la víctima) aparece totalmente ausente”.
En ese tramo, señaló que, en su psiquis, la menor “no podía imaginarse un futuro, ya que “no existía la opción de un futuro mejor” en su vida. Es más, el peligro estaba en el presente, en el futuro, y también lo había vivenciado en el pasado”.
Y añadió, respecto a la menor, que en ella aparecen dos mecanismos defensivos que se pueden desplegar en cualquier estructura de personalidad, los cuales tienen que ver con el aislamiento y la represión y la inhibición”.
Indicó que “la disociación, es un mecanismo defensivo que no lo encontramos siempre en todos los casos, eso es para nosotros un signo o indicador de algo, de que una persona está afectada traumáticamente de gravedad, de un modo grave”.
La víctima, según declaró, evidenciaba un pensamiento enlentecido, que no puede razonar. “El trauma está presente una y otra vez, y todo esto se visualiza en su historia de vida, primero por haber sido víctima de violencia y de malos tratos, a lo que se suman los abusos en el área sexual en lo que tiene que ver con un avasallamiento a su intimidad, una instrucción a su intimidad”.
Al concluir, manifestó que hay otro dato más abrumador del caso, y es qué “ella se sintió en el lugar de objeto, la vivencia para satisfacer necesidades ajenas, con vivencias intrusivas donde no hay consentimiento. No advirtió indicadores de mendacidad o fabulación”.