Se ahogó de niño y se volvió médico, la inspiradora historia de Fidel Acosta

En medio de tantas noticias negativas, tristes y pálidas, aparecen estas historias de vida que reconfortan, que demuestran la voluntad de superarse, de progresar y crecer, con la particularidad del origen de este salteño recibido de médico: decidió estudiar medicina luego que se ahogó cuando era chico.

Su nombre es Fidel Acosta, un muchacho de 28 años oriundo de Embarcación, quien estuvo dialogando con Informate de Noche por la señal de Multivisión Federal, contando sobre sus decisiones, su esfuerzo pero también de su sacrificio, con un largo camino que inició con la enfermería y, luego, por la medicina.

Su decisión de estudiar para ser doctor la tomó tras una experiencia que vivió cuando era pequeño. “En mi pueblo es común los fines de semana ir al río Bermejo que está cerca; un desafortunado fin de semana me ahogué en el río, tenía 12 años, estuve 6 minutos bajo el agua; me llevaron al hospital de Embarcación y todo salió bien evidentemente”, rememoró.

A esto agregó que su experiencia con los profesionales que lo socorrieron y le salvaron la vida le impactó. “Me gustó mucho la atención que recibí del personal médico y de enfermería, ahí dije ‘me encanta, quiero hacer esto’”, dijo Fidel aunque primeramente su sueño lo desafió a formarse como enfermero, que no era su primera opción, pero en una familia de 4 hermanos, con un padre carpintero y una madre ama de casa, era lo que podía en sus posibilidades.

“Mi papá me dijo que me bancaba la carrera de medicina, ingresé en 2013, en 2015 me recibí de enfermero universitario en la UNSA, me preparé un mes e ingresé a medicina”, agregó en su historia. Ya haciendo la carrera que anhelaba lo dio todo, esfuerzo que tuvo su recompensa: “La carrera la hice en los 7 años que dura, nunca desaprobé un examen, mi promedio es de 8,94”.

Ya recibido como médico, extendió su gratitud hacia todos los que lo acompañaron en esta travesía que lo llevó a alcanzar su anhelo, resaltando en el medio la automotivación, la retribución al esfuerzo de sus padres, pero también la gratitud a la sociedad por el apoyo permanente.