Justicia28/02/2024

Bajo amenazas y en moteles, ex policía abusaba de su hija, le ofrecía dinero y salidas a comer

En un reciente juicio, la víctima reveló los abusos sexuales que sufría a manos de su padre, un policía retirado, con quien tuvo un hijo. El acusado, que reconoció su responsabilidad penal, recibió una condena de 11 años de cárcel en Villa Las Rosas.

Aunque algunos familiares conocían lo que pasaba, todo salió a luz cuando la joven ingreso a la policía provincial como aspirante. La víctima reveló que fue abusada desde los 17 años, cuando se fue a vivir con su padre, en el barrio 20 de Febrero, en la casa de su abuela paterna, quien sabía de los abusos pero nunca hizo nada.

El caso, dado a conocer ayer, se ventiló el 21 de febrero pasado en la Sala IV del Tribunal de Juicio, ante la jueza Norma Vera, quien homologó un acuerdo de juicio abreviado presentado por la fiscalía respecto a un oficia principal retirado de la policía local, quien gozaba de prisión domiciliaria debido a que padece diabetes y es insulinodependiente.

Ese beneficio, sin embargo, cesó con la condena de 11 años impuesta, aplicada por considerar al ex policía autor del delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo, en perjuicio de su hija. Por ende, se ordenó el traslado del mismo a la Unidad Carcelaria N°1, del penal de Villa Las Rosas.

Según surge del fallo, al que accedió InformateSalta, el caso se formalizó en el 2022 a partir de la denuncia de la víctima, quien reveló los abusos sexuales padecidos a una oficial durante el curso de aspirante a la fuerza provincial. Además, expuso un incidente de violencia, en el que su padre intentó agredir a un hermano, cuando decidió irse de la casa donde ocurrieron los abusos.

También contó que, a los días de abandonarlo, la amenazó con poner abogados y quitarle la hija de ambos, ya que consideraba que la vida sexual que llevaba con otra mujer, no la hacían apta para la crianza de la menor, lo que, al parecer, era cuestionado también por otros familiares que, sin embargo, nada decían de los abusos cometidos por el ex policía.

Un lobo con piel de cordero 

La víctima contó durante el Juicio que sus padres estaban separados y que se había ido a vivir con el acusado porque estaba disconforme con las responsabilidades domésticas que su madre le había impuesto, por lo que se marchó. Indicó que, en un comienzo, su papá la cobijó y todo parecía normal.

A los 5 o 6 meses, sin embargo, comenzó a acosarla hasta que abusó sexualmente de ella, tras lo cual le daba dinero. Dijo que repitió esta conducta y las naturalizó en la víctima, quien reveló y pidió ayuda a su abuela, un hermano y un primo, pero que ninguno de ellos hizo nada.

Así, su padre disponía de ella como un objeto, pues le imponía reglas para tener amigas, fijaba los horarios en que podía salir, entre otros asuntos. Posteriormente, y a raíz de los continuos abusos, es que quedó embarazada y dio a luz a una nena, lo que fue tomando como algo normal en la casa donde residía.

Sobre la modalidad de los vejámenes sexuales, reveló que su padre solía llevarla a distintos moteles alojamientos, ya que decía que ahí se sentía “más cómodo”. Que luego de cada abuso en esos lugares, la llevaba a comer o simplemente le daba dinero.

Más adelante, sin embargo, la situación se tornó más violenta, pues según supo InformateSalta de lo vertido en el Juicio, el padre le exigía tener relaciones contra natura, a cambio de permitirle que siga adelante con una relación amorosa con otra amiga, tras lo cual la situación se tornó más tensa hasta que decidió contarle a una oficial del curso de ingresante a la policía sobre lo que padecía.

A la par, decidió marcharse de la casa, situación que generó un incidente violento de parte del acusado, quien quiso agredir a un hermano que había intervenido para que la joven se pudiera marchar, aunque el asunto no pasó a mayores. A los días, cuando ya se encontraba nuevamente en la casa de su madre, según lo denunciado, el ex policía la amenazó con quitarle la hija.

En la audiencia de juicio, la fiscalía, a cargo del fiscal Federico Obeid, hizo notar la fuerte carga probatoria reunida contra el policía retirado. Entre ella, se destacó el reporte de una asistente social, quien sostuvo que la víctima posee “cierto comportamiento de acomodación a la situación de abuso, manteniendo el secreto por miedo, vergüenza, con sentimiento de desprotección por parte de referentes adultos, quienes ante un embarazo sospechoso por el tipo de elección sexual que tenía Luciana, no pudieron revelar la situación”.

A su vez, la querella presentó un informe en el que se definía a la víctima con una “estructuración psíquica frágil, vulnerable y manipulable. Se infiere un elevado monto de ansiedad y alteración frente a su propio cuerpo y dificultades en la construcción de su propia imagen corporal”, y que la joven “percibe e introyecta su esquema corporal como dañado y agraviado; las vivencias en relación al mismo surgen de sentirse profundamente herida y lastimada, indicadores que remiten a situaciones traumáticas reales de invasión a su intimidad sexual, soportadas pasivamente y de forma sumisa”.

En base a todo ello, y al reconocimiento explícito del acusado de la comisión de los hechos imputados, la jueza homologó la condena acordada entre las partes.