Sociedad06/05/2024

Diego Castro: "Mi viejo lo seguía llamando a mi hermano en la casa, nunca asumió su pérdida"

Tras casi 7 años de la trágica muerte de Diego Castro, un joven de 35 años, que se encontraba trabajando en un negocio de la calle colectora de la avenida Paraguay, cuando una mujer, identificada como María Belén Méndez, lo atropelló, la familia de la victima asegura que la causante nunca cumplió con las tareas comunitarias en el Hogar de Ancianas “San Vicente de Paul”, un trabajo impuesto por la justicia como parte de su condena.

El hecho ocurrió el 3 de junio de 2017. La victima al momento de ser embestido en la vereda de una marmolería. Se encontraba acomodando un cartel y por el fuerte impactó le amputaron las dos piernas, pero no resistió y murió horas después en el hospital San Bernardo.

En marzo de 2019 el tribunal conformado por Marcelo Rubio (presidente), Mónica Faber y Martín Pérez la condenó a la pena de tres años de prisión de ejecución condicional por homicidio culposo en accidente de tránsito calificado por conducir con exceso de velocidad, con inhabilitación para manejar vehículos durante diez años. Sin embargo, su entorno considera que la pena fue insuficiente.

“Nunca estuvo presa, no tuvo ni siquiera domiciliaria. Si el fiscal hubiese pedido tres años y un mes, podía quedar en prisión, pero no fue así. La muerte de mi hermano es una herida que va a quedar para siempre”, dijo Sol Castro en diálogo con El Tribuno.

Además, respecto a la respuesta judicial, detalló: “No hubo ningún tipo de avance, quedamos en casación y quedó firmé la sentencia de tres años de inhabilitación que tenía por manejar ebria y tenía que hacer trabajo comunitario. Me acerque varias veces al hogar de ancianas, estuve haciendo guardia para ver si cumplía. Ya que yo sabía que tenía que ir los martes y viernes, pero nunca cumplió. Me acerque a la puerta y pregunte y me dijeron que nunca la vieron. Luego paso todo lo de la pandemia. Nunca la hicieron cumplir con las tareas comunitarias”.

No hubo una buena investigación desde la justicia

Además recordó que el día del hecho, desde la comisaría de la zona les avisaron que María Belén Méndez, concurrió con su abogado y la dejaron en libertad. “Cuando fuimos a ver a la ciudad judicial, no estaba ni el numero de la patente de la camioneta, no dejó el carnet de conducir, ni el seguro. No hicieron una buena investigación y quisieron hacer de menos el trabajo de los peritos que si fueron serios. A mi hermano se le hizo la prueba toxicológica completa y a ella nada. Tan solo una prueba de alcoholemia después de una hora. Todo fue para que ella pueda zafar”, finalizó Sol Castro.

El impacto en la vida de la familia Castro

Sol lamentó  “Mientras ella está tranquila como si nada, nosotros quedamos con un dolor inmenso, así pasan los años y seguimos igual. Yo en la parte psicológica no estaba bien, tenía pesadillas, me fui de Salta porque todos lo días pasaba por la Paraguay y era tremendo. No podía mirar el lugar, me agarraba mucha angustia y lloraba sin parar. Es por eso que decidí irme a vivir a Aguaray, fue un cambio rotundo mi hijita estaba acostumbrada”.

Y continúo relatando sobre el cambió en la vida de ella y sus demás hermanos. “Fue muchísimo el impactó para mis hermanos también, luego falleció mi papá que estaba depresivo. Mi viejo lo seguía llamando a mi hermano en la casa, nunca asumió su perdida. Con ellos dos fallecidos se sintió muy fuerte el vació”. Luego, repudió: “Es una injusticia que le quiten la vida a una personas que estaba sana y trabajando, uno confiaba en la justicia, pero vimos que siempre el que menos tiene es el que más sufre. La gente con poder hace lo que quiere. Solo quiero justicia y que no hayan más desilusiones, que evalúen lo que pasó y no se basen en otros casos, no pueden comparar. Está mujer podría haber matado al compañero de trabajo de mi hermano que también pasaba por ahí. En Salta se supone que hay tolerancia cero, pero no se hace cumplir”.