Sumalao: una devoción que se renueva y fortalece año a año
A pesar del frío, más de 50 mil salteños peregrinaron durante la Fiesta Grande del Señor de Sumalao y cada uno llevó sus intenciones, plegarias y agradecimientos.
Fue una mañana blanca, fría, pero los corazones estaban calientes. Arrastrados por la fe, miles de salteños llegaron a la Fiesta Grande del Señor de Sumalao. Más de 50 mil personas. Cada una con sus motivos, sus anhelos, sus intenciones, sus plegarias y agradecimientos. Porque muchos coinciden: Sumalao es milagrero y cumplidor. Monseñor Mario Cargnello ofició una cálida misa y repartió las bendiciones a las manos que alzaban estampitas, cuadros, imágenes, rosarios y crucifijos.
La emoción estaba latente en cada mirada, donde de alguna manera se reflejaba la procesión interna que viven los creyentes durante un mes y que culminó ayer, con un pacto renovado de esperanza. Muchos descansan como pueden después de una larga noche de caminata. Algunos se rinden y duermen, pero cuando la imagen del Cristo empieza a moverse y los pañuelos se agitan para rendirle honores y ganar sus bendiciones no hay nadie que quiera perdérselo.
Raquel Saravia, de 70 años, tiene los ojos brillosos y una sonrisa a flor de piel. Está contenta. "Yo hace bastante que vengo, ya venía con mi madre. Ella me dejó una promesa, por un problema que tenía en el pecho, en las mamas. Al año siguiente en el estudio ya no tenía nada. Y aunque ella ya partió de este mundo yo sigo la promesa durante toda la vida. Hace más de 15 años ya que sigo la promesa. Y ahora vengo con mis nietos, con mis hijos. Antes venía caminando, pero ahora tomo el colectivo", dice. Pide por sus nietos y la juventud argentina.
"Todos los años vengo al Señor de Sumalao a pedirle por mi madre, mi padre y mis hermanos", contaba Jorge Jiménez, de 40 años. A unos pasos, descansaban junto al perímetro que separa al templo de los mercaderes comerciantes, tres generaciones de la familia Cuevas. Todos los años llegan caminando desde El Carril. "Hace 40 años que vengo a darle gracias al Señor de Sumalao por todos los favores y bendiciones. Por eso vengo con toda la familia", dice la patrona, María del Valle Guaymás, casada con don Antonio Héctor Cuevas en un feliz matrimonio de 41 años. "Es muy milagroso el Señor", agrega María del Valle.
"Es mi tercer año consecutivo, pero si Dios quiere voy a seguir viniendo hasta que me muera. De pequeña me traía mi madre y ahora yo de grande vengo más que nada a dar las gracias por el bienestar de los hijos y los nietos", cuenta Eva. "Vengo hace 10 años, más que nada a agradecer, pero también pido buena salud", dice Daniel Castillo, de 46 años, vecino de Rosario de Lerma . Dice que Sumalao es cumplidor "para toda la familia".
Vicente Apasa y su mujer llevan 35 años asistiendo a Sumalao. No se lo iban a perder aunque tengan que estar los dos en silla de ruedas. "Yo vengo a dar las gracias por la salud, todos los beneficios que tengo...mi hermosa familia", dice y se le quiebra la voz. "Yo vengo todos los años desde 1980. Tengo 78 años y 56 los llevo de casado. No tengo hijos, pero criados tengo un montón...y todos buenos", dice don Vicente emocionado y toma la mano de su mujer. Jorge vino a pedir trabajo con su mujer y sus dos hijitos, de 6 y 3 años. Se llegó por sexto año consecutivo desde Villa 20 de Junio, en Salta Capital. "Pido trabajo para cada hogar de Salta. Los que no conocen les diría que se acerquen, porque yo vengo a pedir por mis hijos, que son lo más importante", contó el creyente.
Fuente: El Tribuno On Line