Se trata del asesinato que llevó a cabo Sammantha Allen, una mujer de Arizona, contra Ame Dea, su primita de 10 años, en 2011. La nena murió asfixiada luego de pasar toda la noche encerrada en un baúl de plástico, y lo más insólito fue el móvil: la mujer se llenó de ira luego de que Ame comiera un helado sin permiso.
La menor soportó temperaturas superiores a 40 grados centígrados dentro de la caja de 78 centímetros de largo y, a la mañana siguiente, cuando la familia fue a sacarla del baúl, la encontraron muerta. En un primer momento, Allen y su marido declararon que se había metido sola en la caja mientras jugaba a las escondidas, pero luego reconocieron su culpabilidad. Los moretones en las piernas de Ame los habían delatado.
Ahora, seis años después del crimen, un jurado del condado de Maricopa la condenó a muerte después de una semana de deliberaciones. “El hecho de que no expresara ningún remordimiento fue muy fuerte para nosotros. No le importaba lo que le había hecho a la nena. Solo quería saber lo que le iba a pasar a ella ahora”, indicó un miembro del jurado. El marido de Sammantha, John Allen, también es acusado de asesinato y abuso infantil y su juicio se encuentra en curso.
Por otra parte, también se supo que este no fue el único maltrato que recibió la niña. Padecía frecuentes golpizas, la obligaron a comer excrementos de perro, a aplastar latas de aluminio con los pies descalzos o pisar durante varios minutos la vereda hirviente bajo el terrible sol de Arizona, según denunciaron vecinos.
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