El Milagro salteño convocó a miles de fieles en una multitudinaria procesión

La celebración central del Milagro reunió este año a miles de fieles. Se estima oficialmente que asistieron a la procesión unas 800 mil personas, entre ellos están los 80 mil peregrinos y aun no se sabe la cantidad de personas que sólo se sumaron para hacer el Pacto de Fidelidad.

Los fieles recorrieron en procesión las 19 cuadras que separan la Catedral Basílica del monumento 20 de Febrero, sede de la renovación del Pacto de Fidelidad entre los salteños y el Señor y la Virgen del Milagro.

La procesión comenzó con la salida de la Cruz Primitiva, seguida por la imagen de la Virgen de las Lágrimas, acompañada por representantes de instituciones y comunidades religiosas.

Luego la multitud reunida en la plaza 9 de Julio celebró la salida de la Virgen del Milagro, cuya imagen dispuesta sobre la corona de claveles blancos fue seguida por los fieles en la marcha hasta el monumento 20 de Febrero.

A continuación el Señor del Milagro, con la tradicional corona de claveles rojos a sus pies, siguió en procesión hasta el sitial dispuesto para la renovación del Pacto de Fidelidad que expresa cada año el pueblo de Salta.

Acompañaron el paso de las imágenes, miles de peregrinos llegados desde el interior provincial y también de provincias y países vecinos.

Luego de la ceremonia de renovación, la multitud emprendió el regreso al templo mayor, donde al son de las campanas compartieron el emotivo momento en que las imágenes retornan a la Catedral.

Durante el novenario, el Triduo de Pontificales y la procesión de esta, numerosas vivencias de fieles y peregrinos fueron transmitidas por televisión a los medios nacionales de comunicación.

Origen

La Fiesta del Milagro es la celebración religiosa más antigua e importante de Salta. Comenzó en septiembre de 1692, cuando se produjeron los terremotos que destruyeron la ciudad de Esteco, centro geográfico y comercial de la región en ese tiempo.

En ese momento de aflicción, las campanas llamaron a penitencia, invitando a la primera procesión donde acudieron las autoridades civiles y militares junto a los pobladores, presididos por los sacerdotes.

Así nació el Milagro, desde el clamor, la esperanza y la penitencia de un pueblo. Con el mismo fervor, año tras año Salta reaviva esa confianza en sus santos patronos, el Señor y la Virgen del Milagro.