Es salteña, tiene lupus, púrpura y trombofilia, y fue mamá de cuatrillizos

Adriana Beramendi había perdido dos embarazos y los médicos le recomendaron que no quedara embarazada. El 7 de mayo pasado, dio a luz a cuatro bebés. Estaba sola y a 1500 kilómetros de su casa.

Sociedad 25/10/2020
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Adriana Beramendi es salteña, tiene 24 años y, tras recibir un diagnóstico de lupus, púrpura y trombofilia, pensó que nunca podría ser mamá, pese a que era lo que había soñado desde pequeña. Perdió dos embarazos y, en el tercer intento, los médicos le dijeron que iba a ser difícil que sus cuartrillizos pudieran nacer todos vivos. Pero ella estaba convencida, "van a nacer, y van a nacer los cuatro", se repetía, y así fue.

El 7 de mayo pasado, en el Hospital Materno Infantil Ramón Sardá de la Ciudad de Buenos Aires, dio a luz a sus bebés: Zoe Fiorela, Jeziel Mauricio, Adriel Shamil y Gabriel Ulises. Pasó tres meses sola con el personal del hospital porque, en medio del aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO), su marido, Ulises, de 22 años, no pudo viajar y su mamá, Martha, que había arribado al territorio porteño con ella, tampoco podía acercarse porque podría representar un riesgo frente a la pandemia de coronavirus.

Pese a estas adversidades, Adriana se mostró muy agradecida con médicos, enfermeros y personal del Sardá, por el acompañamiento y la contención que recibió. "Siempre estuve bien atendida, bien monitoreada, desde el momento que ingresé", remarcó en diálogo con TN. A su vez, recordó especialmente a la psicóloga, que la ayudó a entender su embarazo y la enfermedad que ella tiene.

"Dios me mandó en un solo milagro a mi familia", admitió esta mamá, que en este momento tan fuerte se refugió en la fe, empezó a rezar más y a pedir por la salud de su familia.

La primera en nacer fue Zoe, que pesó 1,300 kilogramos. "Era una cosa bien chiquitita y no puedo creer que haya salido de mí", reconoció. Luego, llegó Jeziel, con 990 gramos, "fue el más pequeño de todos"; le siguió Adriel, con 1,080 kilos; y, el último, que fue el más grande, fue Ulises Gabriel, que pesó 1,460 kilos.

Adriana eligió cada uno de los nombres de sus hijos por sus profundos significados: "Zoe quiere decir llena de vida y Fiorella, pequeña flor; Adriel es pastor de Dios y Yamil significa comprensivo; Ulises es Dios y Gabriel, de carácter fuerte; por último Jeziel significa Dios une y Mauricio buena persona".

Los cuatro bebés permanecieron internados por tres meses, hasta el 3 de agosto, cuando fueron dados de alta. Como Adriana, su mamá y sus hijos no podían regresar aún a Salta, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires les prestó un departamento para alojarse temporalmente.

Con las flexibilizaciones de la cuarentena, el 16 de agosto pudo llegar Ulises, el flamante papá de los cuatrillizos. Sin embargo, fue recién 14 días después que pudo conocerlos, porque antes tuvo que cumplir con la cuarentena obligatoria por si estaba contagiado. "Fue muy emocionante, lloramos todos", recordó Adriana sobre aquel momento en el que volvió a abrazar a su marido y le presentó a sus hijos, después de casi cinco meses de estar lejos de él y de haber parido sola, a 1500 kilómetros de su casa.Trombofilia, púrpura y lupus
A los 15 años, Adriana Beramendi comenzó a tener problemas de salud. Su cuerpo lucía con moretones, le dolía la cabeza cuando estaba al sol y le sangraba la nariz. Los médicos pensaron que podía tener leucemia.

La internaron en un hospital de Santa Cruz, en Bolivia, muy cerca de su localidad, donde le diagnosticaron púrpura trombocitopénica idiopática (PTI), una enfermedad que ataca las plaquetas. En ese entonces, los médicos le recomendaron que no tuviera hijos.

Poco después, conoció a Ulises. Al año y medio de relación, sin planearlo, ella quedó embarazada, pero terminó perdiendo al bebé. Luego, volvió a sucederles lo mismo. Fue tras la pérdida del segundo embarazo que llegó un nuevo diagnóstico: lupus. Los médicos volvieron a recomendarle que no tuviera hijos. "Tengo lupus, púrpura y trombofilia", detalló Adriana.

Sin planearlo, la pareja volvió a embarazarse. "El doctor miró la ecografía y se asustó, me dijo que no era un bebé. Imagínese si con un bebé estaba así cómo voy a estar con dos, le dije. Y el doctor me dijo son cuatro bebés. Tenía mucho miedo", aseguró.

Cuando le contó a su marido, él se quedó callado, "en shock", pero luego reaccionó y trató de tranquilizarla a ella. Estaban lejos, ya que él no había podido acompañarla, por lo que compartieron el momento por teléfono.

Tanto ella como su marido tenían antecedentes de embarazo gemelar. De parte de la familia del papá de Adriana hubo un caso de mellizos, y del lado de Ulises, de gemelos.

La familia había decidido tener a sus bebés en Bolivia, de donde es oriundo Ulises, pero una terrible noticia los hizo cambiar de decisión. 'El médico me dijo que debía elegir a tres bebés y hacer morir a uno. Le dije que no, que si tenían que nacer, tenían que nacer los cuatro".Pese a su cuadro logró lo que tanto deseaba: Ser mamá
Afortunadamente, una sucesión de eventos desafortunados la llevó a trasladarse 1700 kilómetros y la dejó en manos de los especialistas de la maternidad Sardá y, pese a que su cuadro era realmente complicado, logró lo que deseaba, ser mamá.

"La probabilidad de tener cuatrillizos de manera espontánea, con cuatro óvulos diferentes, es de una en 600 mil, la probabilidad de tener púrpura es de 20 de cada 100 mil, y del lupus es de 10 cada 100 mil, osea que es una combinación de factores tremendamente infrecuentes", resaltó el doctor Fernando Neuspiller, especialista en fertilidad, ginecólogo y director de IVI Buenos Aires.

Y dio detalles sobre los riesgos que estas patologías, a las cuales definió como "una combinación explosiva", podrían haber traído para la mamá y sus bebés. "El lupus y la púrpura son enfermedades autoinmunes, eso quiere decir que tu cuerpo rechaza o reconoce a una parte de las plaquetas como un proceso extraño, entonces las ataca y, cuando lo hace, genera que vayan desapareciendo", comenzó explicando.

Y agregó: "En el embarazo, también hay como una 'plaquetopeña relativa', que es una disminución de las mismas. Por lo cual, es una combinación un poco compleja el embarazo más púrpura trombótica idiopática, más aún teniendo cuatrillizos, porque a veces los anticuerpos que atacan a las plaquetas también se meten adentro de la placenta y podrían afectar al sistema plaquetario de los bebés".

Además, el especialista resaltó que el lupus, en general, "no afecta a los bebés en sí, sino que puede afectar -no en todos los casos- a la mamá atacando ciertos órganos, como los riñones, y traer enfermedades asociadas como hipertensión, insuficiencia renal, cardíaca, hipertensión pulmonar".

Por este motivo, Neuspiller consideró que Adriana "tuvo muchísima suerte" y advirtió "que debe haber estado muy bien tratada en la Sardá, que es una gran maternidad estatal, para poder llevar este embarazo adelante".

Fuente: TN

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