Sigue el conflicto entre la Municipalidad y los puesteros del Parque San Martín luego de que se conociera que no se les va a renovar los permisos para seguir trabajando en el lugar. La interventora de Espacios Públicos, Susana Pontussi, contó desde cuándo se viene dando está situación y cómo a lo largo del tiempo se suscitaron las cosas.
“No es que se los quiera sacar”, dijo y explicó que en el año 2008 se construyeron las estructuras de latas verdes a orillas del largo, y era provisorio por 3 años con la promesa de mejorar su situación. En el 2014 se hace una ordenanza donde dice taxativamente que “por última vez” se renovaba por un año.
Sin embargo, en 2015 se hizo una concesión por 4 años que terminó y luego se firmó una ordenanza donde dejaba expreso que el 31 de diciembre del 2021 se les vencía todo permiso y quedaría la posibilidad de que el Ejecutivo Municipal diera una prórroga hasta el 31 de diciembre de este año, pero no más.
Contó que eran 215 puestos en la ordenanza inicial, hoy se encontraron que son 240 y más de la mitad no son los mismos, es decir que hay gente que vendió o le otorgó su puesto a otra persona, y eso está prohibido. “Además, no pueden tener deuda, pero cuando revisamos en marzo de este año la situación de cada uno, nos dimos con que hay gente que tiene una deuda de más de 90 mil pesos”, añadió por Radio Nacional.
Cabe resaltar que los puesteros pagan un canon por el lugar, pero la luz y demás, está a cargo de la Municipalidad. “Yo de verdad entiendo la necesidad de todos los salteños, y ellos creo que han tenido una situación privilegiada por 14 años pagando muy poco, mientras que otros miles de salteños estuvieron haciendo un esfuerzo impresionante para alquilar un local”, dijo.
“La ultima oferta que hace la Municipalidad es que pudieran trasladarse algunos a la Terminal de Ómnibus. Nos está costando muchísimo recuperar el Parque y no es justo porque cuando el Estado entrega un espacio público, tiene que ser bajo determinadas premisas, estableciendo prioridades para gente que realmente lo necesita y no para quienes se pusieron a hacer negocios inmobiliarios”, agregó efusivamente.
“El problema es que dar una respuesta que no es la que ellos quieren, es una respuesta. El “no” también es una respuesta”, finalizó.