El alegato final del fiscal federal Diego Luciani disparó una protesta de ciudadanos frente al departamento donde vive Cristina Fernández de Kirchner, en el barrio porteño de Recoleta. Pero con las horas, el ambiente se fue tensando por la presencia de militantes kirchneristas que durante todo el lunes habían adelantado en las redes sociales que "si la tocan a Cristina qué quilombo se va a armar".
Primero fue un grupo que se acercó a la calle Uruguay al 1300 con cacerolas. Pero luego llegó la réplica del kirchnerismo, y con el correr de los minutos más simpatizantes de la vicepresidenta fueron llegando. La tensión fue, a partir de ese momento, en aumento.
La situación obligó a la Policía de la Ciudad de Buenos Aires a desplegar un operativo de seguridad para evitar incidentes y enfrentamientos. Para ello, se instaló un cordón de unos treinta agentes que permitió una separación de 10 metros entre cada grupo.
Con esta distancia, lo que hubo fue un cruce de acusaciones y cánticos, pero en un momento la división fue caótica, puesto que los autoconvocados que llegaban en los lados opuestos, lo que obligó a la Guardia Urbana a actuar entre forcejeos y empujones. Incluso, tuvieron que apelar con gases lacrimógenos para detener el avance de militantes de La Cámpora.
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