Falta una semana para que venza el dólar soja, la cotización especial que lanzó el Gobierno para incentivar la liquidación de cosecha a los exportadores. El efecto se consiguió: en los pasillos del ministerio de Economía los hombres de Sergio Massa festejaban haber llegado a sumar los US$5.000 millones en liquidaciones que esperaban. Ese impulso se termina en una semana y Economía deberá definir si continúa con el dólar especial los exportadores, algo que a Massa le provoca mas de un disgusto interno con el kirchnerismo duro.
Ese éxito aun no garantiza la tranquilidad, solo calma el incendio de las reservas del Banco Central por un tiempo, después de haber estado al borde de quedar en rojo absoluto, inclusive para financiar importaciones básicas. Por eso el mercado no deja de pensar en cuales serán los próximos pasos.
En el Central creen con optimismo que la calma en materia de reservas no comenzará hasta el año próximo, más precisamente septiembre, lo que deja todo demasiado cerca de las elecciones. ¿Cómo funciona esa ecuación? El gasto por importación de energía deja un saldo negativo anual de unos US$11.000 millones; si se cumplieran todas las promesas sobre activación de obras de Vaca Muerta e inclusive el primer tramo del gasoducto que ahora se esta licitando, en un año ese monto bajaría sustancialmente. Con la miseria de divisas que maneja Argentina esa diferencia puede ser sustancial.
Mientras esas chances caminan entre la promesa y la realidad, el país necesitará mas dólares. Massa ya tuvo una primera prueba de la interna que debe enfrentar cuando le da un dólar incentivo al campo, cercano a los $200 menos retenciones, y al mismo tiempo mantiene pisado el gasto en algunas áreas (muchas menos que lo que se publicita) y no avanza con los reclamos que llegan desde los piqueteros oficiales o cuasi opositores. Ese es uno de los dilemas políticos que estarán sobre la mesa de Economía a la hora de decidir si se prorroga el dólar soja, teniendo en cuenta que la utilidad que le daría al Gobierno, contra el costo político de volverle a dar un beneficio al campo (una “herejía” ideológica para la mareada progresía local que el kirchnerismo aceptó solo por pánico a una cesación de pagos) en esta época del año ya no es la misma que a principios de septiembre.
Dólares seguirán faltando y entonces deberá el Gobierno a otra medida. Los gastos con tarjetas de crédito en el exterior estuvieron toda la semana en la mente del mercado. En el Banco Central Agustín D’Atellis negó que hubiera alguna decisión, pero la realidad este año le plantea al Gobierno un horizonte mas complicado que lo normal.
El saldo de la balanza de pagos de la cuenta turismo dio un déficit de US$750 millones en los últimos dos meses. Eso incluye los pagos que hacen los argentinos en el exterior a $262,79 por dólar y la venta de pasajes.
El esquema es simple pero muchos argentinos no lo saben porque cuando reciben la liquidación de sus tarjetas de crédito el saldo de las compras en el exterior aparece en pesos o en dólares pero pagaderos en pesos. Con esos pesos las empresas de plásticos van al Banco Central a pedir los dólares para pagar al exterior los consumos o pasajes. Es simple e implicaría en el próximo mes un incremento de salida primero a US$1.000 millones en un mes y luego mas.
Esa suba normalmente se produce a partir de diciembre cuando los argentinos viajan al exterior; el problema este año es que en el medio en noviembre esta el Mundial de Qatar, lo que multiplicará la sangría. De ahí el apuro del Gobierno y del Central. Los US$5.000 sumados este mes, poco servirían para traer calma si solo por el mundial, se van unos US$3.000 millones, en todo concepto. Un nuevo dólar turista o dólar Qatar, que no es sino una nueva devaluación, aparece fuerte en el horizonte.
La cuestión estará una vez mas en definir quién pondrá políticamente la cara para una decisión. El Banco Central y el Ministerio de Economía aun no terminan de cerrar las heridas por las acusaciones que se cruzaron esta semana por la paternidad del nuevo giro en el cepo que le bloqueó la compra de dólares financieros a los exportadores de cereales beneficiados con el dólar especial de $200.
Los hombres de Massa en el ministerio culparon al Central por esa medida que, decían, muchos no conocían. Esa explicación no parece lógica: la restricción, en primer lugar, ya estaba vigente de antes, y además no impactó en los productores. En el BCRA aseguran que el ministro de Economía siempre estuvo al tanto de la medida. El episodio sirve de ejemplo para medir como viene en cada sector del Gobierno la voluntad de asumir costos políticos en medio de esta crisis.