La investigación por la violenta muerte de Darío Monges parece tener un horizonte claro, y estaría directamente vinculada al narcotráfico. Ahora se sospecha que todo nació con su participación en la comercialización y transporte de drogas, en principio, de Orán a esta ciudad.
Una prueba cabal del camino que llevo a Darío Monges, de 40 años, a una muerte con sello narco, es la decisión adoptada, tanto por la fiscalía como por el juzgado, de enviar el caso a la justicia federal, ya que los entretelones del asesinato no se relacionarían a negocios del microtráfico, sino de cantidades más abultadas.
Según surge de las pesquisas, entre Monges y los Bejarano, los únicos detenidos hasta el momento, habría una disputa por una “diferencia” en el envío de un cargamento de marihuana. Algunas fuentes, indican que no se trataría de sumas menores, sino de, al menos, dos cifras sino más.
Al respecto, la fiscalía habría logrado reunir elementos que confirman la existencia de reclamos de parte de los Bejarano hacia Monges por una carga de 30 kilos de esa droga, de la cual faltaría, la mitad. La misma, al parecer, no fue advertida en un comienzo porque sería parte de un cargamento mayor que, habría salido de la ciudad de Orán a esta ciudad.
Una vez detectado el faltante, sin embargo, comenzaron los reclamos. En este caso, provenientes de un “jefe” narco del norte provincial, quien reaccionó y exigió la aparición de la droga o su reposición, siendo apuntado por ello nada menos que Monges.
Los reclamos intimidantes del dueño del negocio habrían movido a los Bejarano a emplazar a Monges, quien, por deducción, le habría dado otro destino a la droga faltante y, una vez descubierto, se vio en problemas para reponer ese desvío.
Para sacarse el lazo, según la hipótesis criminal, Monges habría intentado hacerle creer a los Bejarano que el faltante fue obra de algún otro eslabón, en el norte de la provincia, pista que llevó a no descartar en esta trama, el asesinato de Pablo César Almaraz, cuyo cadáver apareció decapitado el 1 de octubre pasado, en Pichanal.
Un frasco de marihuana
Al ser hallado el cuerpo de Monges, según la tarea realizada por los peritos, dentro del vehículo, se halló un frasco, similar al de mermelada, lleno de marihuana, lo que confirmaría las actividades de la víctima en la comercialización de esta droga.
Además de la droga, Monges tenía en su poder 35 mil pesos, una suma ínfima si se compara con las ganancias que deja el narcotráfico, por lo que se cree que esa suma era un remanente de gastos que la víctima había realizado en sus últimas horas de vida.
Al respecto, y según surge de las investigaciones realizadas, Monges fue visto con vida por sus familiares y amigos el jueves 1 de septiembre pasado. Algunos testigos, dijeron que, al marcharse, habría dicho que se iba de “joda” y lo hizo en la camioneta Ford Eco Sport.
Qué sucedió entre el jueves y el sábado, fue la primera tarea investigativa que, a la postre, derivo en la detención de los Bejarano, aunque no se descarta todavía la participación de otros implicados, probablemente, vinculados más al tráfico de drogas, pesquisas que ahora quedaron en manos de la justicia federal.